Capitulo 27

P: Moulin Rouge, Mery?
M: No lo pude evitar…
S: Uy! Moulin Rouge!
P: Lo conoces??
S: Cómo no conocerla!!!!
T: Ya están las románticas…
Todo el mundo empezó a reírse.
S: Cuándo os vais, chicas?
P: El domingo.
T: Tan pronto???
P: Sí…
S: Pues hay que cenar algún día, eh?
M: Pues claro!!
Simone se lio a hablar con Bill y Tom, logico, y claro ni Mery ni yo nos enterabamos de nada, de vez en cuando Tom nos traducia algo… pero no gran cosa… Cuando ya llevaban mucho tiempo hablando empezaron a despedirse…
S: Bueno, chicos, me voy. Otro día nos vemos con más tranquilidad, cuando mi irresponsable esté en casa…
B: No fue culpa mía!
S: Bueno…
Simone abrió la puerta, y una oleada de flashes nos atacó. Menos mal que Tom había acompañado a Simone, y nos tapaba completamente la habitación. No queríamos dar más problemas con ser vistas…
En cuanto pudo, cerró de un portazo la puerta.
B: Cómo demonios han entrado?
T: Estúpidos paparazzis…
Tom salió a contentarlos un poco y a echarlos. Me acerqué a Bill.
P: Qué tal?
B: Genial. Súper contento de que hayáis venido, en serio. Muchísimas gracias.
Tom entró de nuevo, acompañado del médico, que empezó a hablar en alemán. De repente, sacó una hoja en blanco y un bolígrafo, mientras le daba una explicación. Bill sonrió y se lo firmó. María y yo intentamos contener la risa. Cuando el médico salió, Bill se levantó de la cama de un salto, pero, claro, se había olvidado de que sólo iba en calzoncillos!!! Rápidamente Mery y yo nos tapamos los ojos como pudimos, y Tom empezó a reírse.
B: Mierda!
Salió corriendo al baño. María se había puesto roja como un tomate… y Tom estaba explotando de la risa.
P: Mala persona!
T: Es que… es que… ay, madre mia… lo tenía que haber grabado…
Tom me contagió la risa floja, y al cabo de unos minutos, estábamos todos riéndonos.
P: Bueno, qué os ha dicho el médico??
T. Que ya nos podemos ir a casa.
M: Qué bien! Y te ha pedido un autógrafo!!!
B: Sí, para su hija…
Así que salimos furtivamente del hospital, para que los paparazzis no nos vieran. Con toda la movida, ya se había hecho de noche.
Llegamos a la casa de los gemelos, que era enorme. Tenía de todo! Cenamos la pasta con salsa de tomate de Tom.
T: Vemos una película?
P: Venga!
Tom cogió una película que sólo con ver la portada se te helaba la sangre.
Estuve aguantando alrededor de 20 minutos sin morirme de miedo, pero luego no pude más, y me enterré en el pecho de Tom. María había cogido un cojín y se tapaba los ojos con ella. Teníamos una imagen un poco particular, jeje…
B: Tom, cambia de película, míralas…
P: No, está bien.
Cuando la película terminó, nos quedamos un rato hablando en el sofá, nosotras preguntábamos cosas sobre la banda y ellos respondían. Y luego nos enseñaron nuestros cuartos.
B: Bueno, chicas, buenas noches.
M: Hasta mañana.
P: Adiós.
Bill y María se fueron a sus cuartos y Tom me retuvo al lado suyo.
T: Paula.
P: Sí??
T: Quieres dormir conmigo esta noche? Dormir, eh? Sólo dormir… y sólo si tú quieres.
Me quedé petrificada. Madre mía!!!!!!!!!!!!!!
P: Sí, claro. Me cambió y voy para allá.
Así que me fui a mi habitación y me puse el pijama. Dios mío, que fuera dormir sólo, que en cualquier descuido perdería el control…
Tom me esperaba mirando por la ventana, que tenía una vista preciosa. Me acerqué a él y le rodeé la cintura con los brazos, apoyando mi cabeza en su pecho desnudo (dormía sólo en pantalones…).
T: Te gusta Alemania?
P: Si tú estás en ella, es el mismo Paraíso.
Tom me abrazó de vuelta.
P: Puff… parece ayer cuando soñaba con que algún día me firmarías Zimmer 483 o un póster… y ahora estoy abrazándote, en tu misma casa…
T: Y parece ayer cuando mi única obsesión era el sexo… y ahora lo eres tú y nada más que tú.
P: Cómo cambian las cosas, eh?
T: Sí… ahora veo totalmente imposible estar sin ti.
Sonreí y le besé. Yo también veía imposible estar sin él ni un simple minuto. Nos metimos en la cama. Al principio quería marcar las distancias, por si acaso… pero no aguanté más de una milésima de segundo así, y me acerqué todo lo que pude a su cuerpo. Él me abrazó de buena gana, y se acercó a mi oído.
T: Du bist mein weit, Paula.
Y ya no pude más. Le abracé más fuerte aún, y le besé hasta quedarme sin respirar. Pero me mantuve a raya. Tom también me besó, pero no pidió más. Luego me acurruqué al lado suyo y me quedé dormida.

CONTINUARÁ…