Blog en obras! xD

Hallo chicas!!! Como stais??
Ahora mismo le estoy dando unos cuantos retoques al blog, asi que no os extrañeis si meto la pata y pongo algo donde no es, o si veis algo que no acaba, etc etc. No soy mu buena con estas cosas y ya con falta d tiempo ni os cuento xD Asi que paciencia, pero SEGUIRE ACTUALIZANDO CON NORMALIDAD TODOS LOS DIAS!!! Asi que seguid visitando el blog, y dejando comments y opiniones, que es lo que mas me gusta de hacer un blog!!
Os adorooo!!
La loca de la admi,
PauLi!!!!

Fotukiss

sábado, 7 de febrero de 2009

Capítulo 37!!!

Wiiiii aquiiii esta el capiiiiiiiii!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Espero que os guste, chicas, y por favor comentad, que durante este tiempo habeis mueeddtoooo xD xD Un besazo, mis niñas!!!

Capítulo 37
------------- Cris ---------------
Por un momento creí que se había dormido. Pero, claro, ¿cómo se iba a dormir?
- Shhh… - le acuné en los brazos para que se calmara -, ea ea, pequeñín, todo está bien…
Tom me pasó el biberón, aunque sabía muy bien qué iba a ocurrir. Intenté dárselo, pero escupió lo poco que le había conseguido meter en la boca, y siguió llorando aún más fuerte. Dejé el biberón en la mesa, respirando profundamente para no tirarle a la basura. Buena idea, y demasiado tentadora… Miré alrededor. No, ningún cubo de basura. El crío estaba a salvo. Mierda, no. Había una ventana. Era tan grande, imposible de no verla…
- ¡Brrrroooaaaap!!!
Miré al bebé. Había eructado, y… mieeerda! ¡Esto no era posible! Había vomitado por QUINTA VEZ encima de mí… Precioso…
Aparté al bebé para que no se manchara (aunque lo que en realidad quería hacer era rebozarle en todo el vómito hasta que se asfixiara del mal olor… Bueno, a lo mejor no. Tendría que lavar por partida doble), y Tom lo cogió asqueado. ¡Encima! Además, esa criatura no era de nadie más que de él, yo no tenía nada que ver con ese crío, yo no debería ser la que lo estuviera cuidando…
- Voy a cambiarme de camiseta.
Me quité la camiseta con cuidado de no mancharme, y la lavé con agua y jabón, frotando bien fuerte para que se quitara el olor. Miré el reloj: Bill no tardaría en llegar con Andreas, y ¡Ugh! Tenía un aspecto… Me peiné un poco mi pelo de leona (víctima de mil y un tirones que parecían hacerle gracia al bebecito…) y me lavé la cara, aunque eso no quitaría el rojo de mis ojos hinchados, ni me haría parecer algo parecido a la Cristina de antes.
Cuando volví, el bebé había dejado de llorar. Gemía de vez en cuando, pero no lloraba. Tom lo acunaba torpemente.
- Ya está, ya está…
Con un suspiro de resignación, extendí los brazos y Tom me lo pasó aliviado, y me abrazó por detrás mientras yo mecía a la pequeña criatura.
Y milagrosamente, después de un rato cesaron sus gemidos, y empezó a respirar tranquilamente… Pasaron cinco minutos, y nosotros dos seguíamos mirando cómo dormía, atontados. ¡Se había dormido!
- ¿Se ha dormido?
- Sí – asentía mientras sentía que podía llorar de alegría en ese momento.
Lentamente lo dejé en la cuna, pero él no dio señales de despertarse. Le tapé con la mantita, y me quedé un rato observándole. Cuando dormía podía ser hasta mono… Con sus diminutas manos…
- Cris, vamos.
Seguí a Tom, apagué las luces y entrecerré la puerta para que no le molestara la luz del salón.
- Lo hemos conseguido – suspiró Tom.
Con la poca fuerza que me quedaba, le abracé y me acurruqué en su pecho. Él me rodeó con los brazos y me besó el pelo.
- Lo siento, Cris. No te mereces todo lo que está ocurriendo.
- Mmm…
Quién me lo iba a decir 5 meses antes… Además, que a mí nunca me habían gustado los bebés… En eso me parecía mucho a Lucía.
Lucía.
Gemí sin poder evitarlo.
- La echo tanto de menos… - susurré mientras sentía cómo las lágrimas rodaban por mis mejillas.
Lo único que me paraba de pensar era el bebé, ya que cuando estaba cuidando de él mi mente sólo procesaba planes malignos para torturarlo… Pero cuando se dormía, cuando se callaba…
- Tranquila, mi niña. Todo va a salir bien.
- A saber cómo la tratan, si estará bien. Espero que no le estén haciendo nada malo…
- Sh, todo se arreglará. Bill no va a parar hasta que vea a Lucía sana y salva, y nosotros vamos a ayudarle, y arreglaremos el asunto del bebé, y entonces todo habrá pasado y pasará a ser un recuerdo desagradable, nada más.
Me sonrió y me besó tiernamente. Era el primer beso que compartíamos desde que el bebé había llegado, y aunque casi nos dormíamos, fue dulce y yo lo agradecí muchísimo.
Nos sentamos en el sofá a esperar a Bill y Andreas.

Bebes… ¡Aaaag!! ¡Había bebés por todas partes!! Todos llorando y vomitando… ¡No! ¡En mis libros no!
Sentí que algo caía encima de mí, y abrí los ojos. Era una manta. ¿Me había quedado dormida? Ups… ¿Y los bebés? ¿Habían puesto en llamas el edificio o todavía no?
Me enderecé mientras me restregué los ojos, pero no había signo de ninguna invasión de bebés malignos. Dios, menos mal, había sido una pesadilla.
- Lo siento, no quería despertarte – susurró Bill.
Se acababa de apartar de mí (me estaba echando la manta por encima cuando me había despertado) y se colocó al lado de un chico rubio de su edad, aunque un poco más bajito. Me sonaba por las múltiples revistas donde había visto alguna foto suya con Bill.
- Cris, él es Andreas.
- Mmm… Encantada.
- Igualmente.
- Hallo, Andreas – murmuró Tom mientras se restregaba los ojos.
- ¿Dónde está el pequeñín? – preguntó Bill.
- ¿Qué pequeñín?
- Vaya, ¿Bill no te lo ha contado?
- Quería que fuera una sorpresa – murmuró él.
- ¿El qué?
Tom se enderezó y prácticamente se echó encima de Andreas.
- No les hagas caso, Andreas. ¡Ese hijo no es mío! Ni siquiera conozco a la…
- uou, uou… ¿Repite eso?
- Que Tom se ha llevado su merecido por haberse follado a todas las mujeres que se encontraba y ahora la pobre Cris tiene que pagar el pato – suspiró Bill.
Andreas no parecía comprenderlo, pero al mirar por el lugar y ver el biberón y los pañales, se giró y miró a Tom con la boca abierta. Después de un rato, rompió a carcajadas.
- ¡No tiene ni puta gracia!
- Shh, Tom, no vayas a desper-
-Buaaaaaaa!!!!!!!!
Maravilloso. Simplemente maravilloso. Madre mía, si no mataba a nadie en ese momento no lo haría nunca. Fui a la cuna rápidamente y lo saqué. ¡Ugh! Olía fatal… Se había cagado… Qué ascoo!!
- ¿Ése es el bebé?
- Sí.
- ¿Lo puedes sujetar mientras voy a por unos pañales, Tom?
- Claro.
Segundos después de entregárselo, Tom lo echó para delante, apestado. Mientras me alejaba, con el poco alemán que sabía conseguí entender cuando Andreas le decía a Tom “te puedo echar una foto?” Ahora, lo que respondió Tom… mejor ni escribirlo. Al menos estaba de buen humor…
Improvisé en una mesita, donde eché una manta y coloqué al bebé ahí. Cambiar un pañal sería fácil… ¿no? Sólo era desabrochar el pañal y… ¡Aaaggg qué ascooo!
Cerré los ojos y respiré hondo… ¡Mierda! ¡Respirar no! Buaj, qué horror… Ánimo, Cris, ánimo. Doblé el pañal y lo eché para atrás, donde estaban los tres mirando ensimismados. Los tres, al ver el pañal se echaron para atrás al instante.
- Que alguien lo tire. No muerde.
Bill se adelantó, resignado y cogió el pañal mientras yo le dirigía una mirada de agradecimiento.
- Tom, es tu hijo – dijo Andreas -. Parece que le importa a todo el mundo menos a ti.
- No estamos de humor.
- No, déjale – intervení -. Necesitamos buen humor urgentemente en esta casa.
Andreas me sonrió afectuosamente. Seguí con el crío, que se había calmado un poco. Le puse el nuevo pañal y recé por que se durmiera pronto. Odiaba a los bebés y siempre los odiaría.
- ¿Alguien me pasa el chupete?
Tom me lo pasó y se lo di, a lo mejor un poco demasiado bruscamente, pero no estaba en un momento adecuado para pensar en modales.
- Toma el chupete…
“Sí, toma el chupete o te tiro por la ventana y ojalá que caigas encima de Olivia Fabrizzio y la desnuques, bola de carne y lágrimas.”
Me senté en el sofá y le mecí lentamente. ¿Qué hora sería? Debían ser las tres de la mañana… Y mañana tenía que irm cn le policmph…

------------------- Lucía ------------------------
Bueeeeeno...
Infierno o cielo, os ángeles (o demonios) habían decidido ignorarme.
- ¡Hooooola! ¿Alguien me escucha?!?!?
Nada.
Ag, quería irme a casa. No me gustaba este lugar. ¿Dónde estaba Cristina? Venga, la llamaría.
Rebusqué en mis bolsillos, pero estaban vacíos. Vale: posiblemente muerta, en un lugar nada acogedor, y sin móvil. Maravilloso.
!Espera! Pasos... Me acerqué a la puerta.
-¿Hola?
- Hola.
La puerta de abrió, dejando paso a unos muchachos. Eran altos, un poco mayores que yo, pero no les podía ver la cara. Aliviada, viéndome tomando una tazita de chocolate en mi casa para quitarme el dolor de cabeza, empecé por presentarme:
- Hola. Mirad, soy Lucía. Y no sé dónde estoy, pero si esto no es una broma (de muy mal gusto, por cierto) de mis amigos, seguramente se estarán preguntando dónde demonios estoy. Así que si fueran tan amables de conducirme hasta la salida, os lo agradecería mucho. Me conozco la ciudad, así que no tenéis que -
- Pero, ¿no te quieres quedar un rato con nosotros?
Mierda. Chicos. De mi edad. Que me miran con la típica mirada que ponen los chicos cuando encuentran una chica digna de ver...
- La verdad, es que debería irme ya...
Intenté hacerme camino hasta la puerta, pero no me dejaban pasar.
- Quédate aquí, nos los pasaremos bien -dijo el más alto de todos.
- Vale, cambié de opinión, encontraré la salida yo solita.
Nada, no me dejaban pasar. Qué gente...
- Ven aquí...
Un chico se adelantó y empezó a tocarme. Yo le aparté la mano bruscamente. No me gustaba esto. Para nada.
- Déjame salir de aquí, y luego me dices lo que me tienes que decir.
- Aquí hay espacio suficiente.
Se iban acercando poco a poco todos, y empezaban a acorralarme. Yo intentaba quitarles las manos de mi cuerpo, pero eran muchas.
- ¡Soltadme, so mamelucos! ¡No tengo mucha paciencia!
En un acto de desesperación, hize lo que normalmente resulta muy efectivo: pegarle en los huevos al chico. Pero claro, no funciona cuando hay más de un par...
El chico se encogió (al menos fue una buena patada), pero no sirvió de nada. Se incorporó de nuevo y me susurró:
- Pórtate, o haremos que tu novio tenga que pagar más para salvarte.
Solté una carcajada.
- No tengo novio.
- Sabes de quién hablo. Ese cantante maricón que te quiere tanto...
- Ni se te ocurra. Vuelve a poner tus asquerosas manos encima mío, y-
- ¿Y qué? Tranquilízate y diviértete - sonrió.
Mierda. Mierda! ¿Qué hacía yo? Eran demasiados, y ni siquieras sabía dónde estaba la salida, así que no me valdría de nada... !ugh! Y estar en esa situación no ayudaba a mi lento a trabajar y encontrar una solución.
-¿Qué vais a hacer? - qué tonta pregunta.
Como respuesta, el imbécil empezó a levantarme la camiseta.
- No - dije bajándola -. Suéltame.
- Mmm...
Acercó su cara a la mía, tanto que sentía su aliento en mi cuello. Recé por que esto no fuera verdad.
- Ya vale - dijo una voz que no había oído antes -. Si la demacráis demasiado, no la querrán de vuelta.
- Gracias – dije, aunque no había sido un comentario amable, que digamos -. Señor, no sé dónde estoy, pero si esto no es una broma de mis amigos, me estarán buscando, así que necesito irme…
- Me temo que no puedo hacer eso hasta que vengan a buscarte.
- ¿Qué? – le miré atónita -. ¡Pero si ni siquiera saben dónde estoy!
- Tranquila, ya les llamaré.
- Pero –
- Toma.
Me tiró algo que supuse que era comida, pero del asombro no pude mirar a ver qué era.
- Espero que te guste, aquí hay agua. Te traeremos algo cuando pensemos que lo necesitas.
- Señor, ¿qué piensa que-
- Vámonos.
Con sonrisas y algún que otro estúpido besito lanzado al aire, todos se fueron y me dejaron sola en ese cuarto. Me dirigí hacia la puerta hecha una furia y empecé a golpear la puerta.
- ¡Eo! ¡Dejadme salir! ¡Esto no es para nada gracioso!
Una eternidad (o eso me pareció a mí) estuve golpeando la maldita puerta, pero no me abrieron. Empecé a saber lo que era ser claustrofóbica…
Tranquila, Lucía, vendrán a por ti dentro de poco… bueno, vendrá Cristina, porque los paletos de los alemanes lo dudo mucho…
Echaba de menos a Cristina. Junto a ella pensaba mejor.
“Pórtate bien, o tendremos que hacer que tu novio pague más para salvarte.”
¿Qué tenía que ver Bill con todo esto? ¿Por qué me tenían aquí metida?
¡Quería salir!
- Que alguien me saque – murmuré.

CONTINUARÁ…

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