capitulo 9 ^^

Repito que lo siento, pero es que lo estamos poniendo rapido para escribir pronto... y eii!!! K ya vais comentando!!! xD Bueno, espero que os guste... Este creo que es un poco mas largo xD


Capitulo 9
---------- Cristina ---------------
Sonó mi teléfono. Era un número privado.
- ¿Sí?
- Hola, Cris – dijo Tom alegremente -. ¿Qué tal estás?
- Muy bien, ¿y tú?
- Bien… descansando.
-Mmm… ¿cuándo es la gala?
- En tres semanas.
- ¿Y os vais a quedar aquí hasta entonces?
- Sí. Confiamos en que nos enseñaréis Milán, ¿eh?
- Jeje, no te preocupes. ¿Qué mayor honor hay para una Tokiita que quedar con vosotros?
Noté cómo Tom sonreía al otro lado del teléfono.
- Bueno, ¿cuándo empezamos?
- Cuando queráis… ¡Por cierto!
- ¿Qué pasa?
- Me acabo de acordar de que este finde nos íbamos Lucía y yo a la casa que tiene en los Alpes. Si os apetece…
- ¿En serio?
- ¡Claro!
- ¿Lo has hablado con Lucía?
- Ehm… s-no.
- Uff, entonces lo veo crudo.
- Pero ya verás que estará encantada!
- Cris, nos odia con toda su alma…
- Ya verás como no. Parece muy dura por fuera, pero luego por dentro es como una flor.
- Bueno, díselo, y luego ya hablamos…
- Estoy segura de que estará totalmente de acuerdo!

- Te lo voy a resumir en tres palabras.
- Claro – que – sí!
- No. NI- DE- COÑA!
- Anda, Lucía…
- No, no y no. Ya he tenido suficiente con esos.
- ¡Pero si son majísimos!
- No te voy a responder a eso porque…
- Pero por qué no?
- Porque necesito un fin de semana relajado contigo, a solas, al aire, para olvidarme de esos palolis que no me dejan en paz ni en los sueños!
- Tú exageras. Te lo pasas muy bien con ellos, que lo veo yo… y Tom…
Le miré insinuante, pero ella levantó la ceja.
- ¿Tom qué?
- Que Tom… es Tom…
- ¿En serio, me lo juras? Ojala no lo fuera…
- Lucía, ¡por favor!
- Invítalos cuando yo no vaya!
- Plis, plis…
- No.
La miré resignada, suspiré y llamé a Tom, que me había dado el teléfono para quedar algún día.
- ¿Hallo?
- Hola, Tom! Soy Cris.
- Ah, hola guapa.
- Acabo de hablar con Lucía sobre el viaje.
- ¿Y qué ha dicho?
- Lo que te dije: que con mucho gusto, que hagáis las maletas!
Lucía me miró atónita. Empezó a decir que no con la cabeza y después a hacerme señas de “te mato!” una y otra vez. Pero yo no me quedaba sin ver a Bill en bañador! xD
- Genial, se lo diré a Bill.
- ¿Venís vosotros, u os voy a buscar al hotel?
- Podemos ir a tu casa? Porque me veo venir que como aparezcamos en casa de Lucía no volvemos a salir con vida…
- Muy bien. Pasaros por mi casa y luego ya veremos cómo lo hacemos, ok?
- ok.
- Un beso!
- Adiós!
A todo esto Lucía ya se había ido a su cuarto y había cerrado con un portazo. Avisé que me iba y bajé a la calle, entonces pasé por un restaurante, un restaurante bastante chulo y pensé que podía ser el que buscaba Bill. Tom me había convencido que sólo sería una cena de amigos, y que con Lucía tampoco llegaría a mucho más. Además, yo estaba dispuesta a hacer todo lo posible para que Bill se diera cuenta de que lo amaba con toda mi alma.
En todo el resto de la semana Lucía no me habló, pero la conocía y sabía que era algo temporal. Sólo había que dejarla, ya se le pasaría.
El sábado, con la maravillosa puntualidad alemana, llegaron los cuatro en una furgoneta.
Bajé a recibirlos, e insistí en que subieran a mi casa a tomar algo. Ellos subieron y se rieron bastante al ver mi habitación cubierta de Bills.
- ¡Qué habitación más bonita! – dijo Bill orgulloso.
- Oye, que también hay míos –dijo Tom sonriendo su media sonrisa.
De repente Bill se acercó a un rincón de la habitcación en el que había mandado imprimir una foto tamaño real de Bill en bañador.
- ¡Uich! ¿Y eso? – dijo Bill riéndose – Yo estoy mucho más bueno…
- En tus sueños dices, ¿no? – le respondió su hermano sin dejar de sonreír.
- Bueno chicos, creo que debemos pasar a por Lucía, porque el viaje es largo.
- Tengo miedo - se rió Bill.
Total, que llegamos al portal de Lucía y la llamé para que saliera. Y lo siguiente nos dejó a todos boquiabiertos. Lucía bajaba con una sonrisa radiante y saludó a todos como si fueran sus mejores amigos. Me extrañó porque cuando la besé en la mejilla no la noté caliente…
- Lucía, ¿a dónde nos llevas? – dijo Bill – Porque no parece nada bueno…
- No os entiendo, que si estoy seria es porque estoy seria, y si estoy contenta porque estoy contenta…
- ¿Y el motivo de estar contenta? – preguntó Gustav.
- Que… HE ACABADO EL TRAJE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
-¿En serio? – dijo Bill muy entusiasmado-
- ¡Sí! Bueno, el diseño y todo ese rollo, ahora sólo lo tienen que coser, pero suele ser rápido.
- Me muero de ganas por verlo! – dijo Bill con una sonrisa de oreja a oreja.
- Y yo de que lo cojas y te vayas para no volver!
En fin, ya decía yo que Lucía no cambiaba ni con una semana sin hablarme… Tras mucho bregar conseguí colocar a Tom al lado de Lucía y por supuesto a Bill al lado mío!
Llevábamos ya un tiempo de viaje cuando me volví para atrás para decirle a Lucía que me dejara su mp3 y me la encontré dormida en el pecho de Tom, mientras este la rodeaba con ambos brazos, también dormido. Estaban bonísimos! Le toqué el brazo a Bill.
- Mira que monos… - dije señalando a los tortolitos.
Bill se volvió y en vez de sonreír puso una cara muy rara.
- Ah – dijo sin mucho interés aunque no apartaba la vista. Aunque claro, en cuanto Georg se dio cuenta se estropeó el momento.
- Lucía cayó! – exclamó seguido de una carcajada de Gustav, y sacaron la cámara para inmortalizar el momento.
En ese momento Bill se volvió y se puso los cascos mientras miraba el paisaje. Aproveché el momento para cogerle la mano. Él me miró pero no dijo nada. Por fin llegamos a cada de Lucía.
-¡Wow, qué chula! – dijo Bill nada más salir mientras Lucía y Tom se restregaban los ojos.
La “casa” del padre de Lucía era en realidad una mansión en medio de los Alpes, con un lago al lado. Un paisaje realmente paradisíaco, súper tranquilo, porque no había más cosas alrededor, aparte del pueblo que había en la falda de la montaña. Eso sí, hacía un poco de rasca.
- Qué ganas de meterse en el lago – dije restregándome los brazos para ganar un poco de calor.
- ¿Tienes ganas? – me preguntó Tom, que se había espabilado rápidamente, y ya me lanzaba miradas juguetonas.
- Se llama sarcasmo…
- Ah, venga, vamos a meternos!
- Tom, no … TOM, NO!!!!!
Pero no me hizo caso. Me cogió en volandas y me condujo al lago. Como yo no me solté, él también acabó en el agua.
- LA MADRE QUE TE TRAJO AL MUNDO, TOM!
- DIOS QUÉ FRÍA!
- ¿¡QUÉ PENSASTE, QUE IBA A ESTAR CLIMATIZADO?!
Tom se rió mientras empezaba a tiritar. Yo salía corriendo fuera del agua, aunque no sabía si hacía más frío dentro o fuera. Tom me siguió, y se puso al lado mío.
- Lo que me faltaba... – dijo Lucía negando con la cabeza – Como os cojáis una pulmonía no seré yo quien os cuide, so-tormos.
- ¿Tienes frío? – me preguntó Tom ignorando el comentario de Lucía.
- No, tengo un calor que me muero. ¿No es evidente? – conseguí decir.
- Mira, qué bien que me he quitado la chaqueta, ¿la quieres?
- No, póntela tú.
Entonces él cogió la chaqueta la camioneta y me la pasó por los hombros mientras yo le sonreía en agradecimiento. No se podía estar enfadada con él por mucho tiempo…
- Lo siento, es que me lo has puesto en bandeja…
- En fin, ahora a darse una duchita calentita…
- ¿Queréis algo de beber? – dijo Lucía cuando entramos en la casa.
- Una Coca-Cola vendría bien – le respondió Bill.
Todos asintieron, menos Tom y yo, que ahora algo frío no nos apetecía mucho… Lucía entonces se fue a la cocina y los otros observaron el salón, mientras Tom me restregaba los brazos para entrar en calor, aunque el que lo necesitaba era él.

CONTINUARÁ…