Capitulo 8 (Lucía)

Bueno, estoy poniendo los capis mu acelerados, pero es que tenemos escritos muchos y keremos escribir yaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!! Asi k cuanto antes lo ponga, antes tendremos k escribir ^^ xD Son un poco cortos, porque pensabamos que eran mas largos, pero al parecer nos han salido xikitillos... Sorry...
Espero que os guste, y siempre lo digo, pero lo digo de nuevo: comentad! Gracias a las que comentais y a las que no ¬¬ xD Aki os lo dejo

---------------- Lucía ------------------
Terminó el concierto entre gritos y lágrimas, y cuando ya lo dudaba, conseguí salir. Cristina estaba sonriente, así que me pegó el buen humor y sonreí yo también.
Después de salir, alguien llamó a Cristina.
- ¿Sí? … ¡Hola!... Genial, como siempre, me ha encantado… ¡Claro! ¿Dónde?... Ahí estaremos.
Colgó. Me miró con una sonrisa y supe al momento por la cara que tenía con quien habíamos quedado. Negué con la cabeza en desolación.
Cogimos el coche y fuimos a casa de Cristina para cambiarnos rápidamente. Cristina no me dejó opción, así que me tuve que ir con ella a verles…
Llegamos a un sitio alejado de la mano de Dios, y ahí nos esperaban cuatro chicos. Ellos también se habían cambiado y sonreían con un poco de cansancio, aunque al vernos se les subió el ánimo.
-¡Juana! – dijo Bill acercándose a mí.
-¡Bill!
Nos juntamos riéndonos.
- ¿Por qué demonios dijiste eso?
- Porque no quiero manchar mi reputación – dije con indiferencia -. Así nadie sabe que he ido al concierto…
Cris se rió.
- Pero ha gritado lo que no está escrito…
-¿Vosotros sabéis el miedo que pasé ahí en medio, con todas esas asesinas rodeándome? Sinceramente, chicos, yo tendría pesadillas, vuestras fans están totalmente locas!
- Bueno, pero disfrutamos con ello- respondió Tom.
Nos sentamos en una pizzería y nos pedimos una pizza, aunque la hora de cenar ya había pasado hace tiempo, pero ir con Tokio Hotel tenía su enchufe ^^.
- Oye, Juana: ¿no habías dicho que no perdías tu tiempo en escucharnos? ¡Te la sabías al pelo! – dijo Bill sonriéndome.
-¡Oye! Si vas a estar llamándome Juana toda la noche me voy! Y si me sé la canción es porque es muy repetitiva, y sólo con escuchar la mitad ya sabes cómo sigue…
- Claro, la letra es de mi hermano – me ayudó Tom-, ¿qué esperabas? xD
- Insensibles… - dijo Bill, aunque apunto de reírse.
- Bill, que no, que son preciosísimas! – llegó la pelota en la que se había convertido mi mejor amiga al rescate.
- Bueno, bueno – intervino Gustav (ja! me acordé de su nombre!) antes de que empezara a contestarle a Cris.
Terminamos de cenar, bueno, si a comer sin masticar como lo hacían ellos se puede llamar así, y nos despedimos.
- Bueno, encantado de nuevo – me dijo Gustav.
- Igualmente. Sobretodo alegre de encontrar a alguien normal en este grupo…
Gustav soltó una carcajada y se subió a la furgoneta acompañado de Georg, que se despidió de mí con un gesto de la mano. Como solía ocurrir (según las charlas de Cris) los gemelos tardaron más en despedirse.
Tom vino primero, pero no como esperaba. En vez de echarme su mirada provocadora, me sonrió amistosamente.
- En España son dos besos, ¿verdad?
- Sí.
- Vale.
Me dio los dos besos y se fue con Cris, mientras Bill se acercaba.
Entonces, este sí que hizo la cosa más inesperada del mundo: en vez de darme dos besos como su hermano, va, y me dio tres besos en los labios! Me quedé pasmada al principio, pero mi mano fue más rápida: le pegué un bofetón a Bill en la mejilla tan fuerte que todo el mundo se me quedó mirando.
- ¡¿Qué he hecho?! – me gritó Bill con una mano en la mejilla y los ojos abiertos como platos.
- ¡¿Que qué has hecho?! ¡¡Tú deliras!!
- ¿Por qué?
- Eso mismo te pregunto yo! ¡¿Por qué coño me besas?!
Tom entonces comprendió lo que había pasado y se echó a reír, aunque Cristina seguía confusa, pasando la mirada de Bill a mí y viceversa.
- Lucía, tranquilízate – me dijo Tom entre risa y risa – En Alemania es lo normal… Es decir, cuando eres ya un amigo de confianza… le das tres picos, pero no significa nada.
Miré a Bill aún con desconfianza, mientras él me miraba con reproche. Al final, nos reímos.
- Lo siento Bill, ¿estás bien?
- He estado mejor…
- Bueno, pues la próxima vez, dos besos españoles.
Y le di aquellos dos besos españoles. ¡Dios! La mejilla estaba ardiendo del bofetón… Me iba a apartar, pero él me sujetó la mano con fuerza.
Le miré a los ojos sin comprender, él me sonreía. Cuando me soltó la mano tenía un papelito en mi palma.
- ¿No lo querías?- dijo aún sonriendo – Pero a condición de que me llames…
Abrí el papelito y efectivamente contenía un número de teléfono, y por si quedaba alguna duda, se leía arriba “Bill.”
Sonreí, y fui a contestarle algo, pero volví a cerrar la boca, me había sorprendido. Cuando más o menos me había preparado para contestarle alguna bordería para ocultar que de verdad me había gustado, él ya había subido a la furgoneta. Me guardé el teléfono en el bolsillo.

CONTINUARÁ…