Blog en obras! xD

Hallo chicas!!! Como stais??
Ahora mismo le estoy dando unos cuantos retoques al blog, asi que no os extrañeis si meto la pata y pongo algo donde no es, o si veis algo que no acaba, etc etc. No soy mu buena con estas cosas y ya con falta d tiempo ni os cuento xD Asi que paciencia, pero SEGUIRE ACTUALIZANDO CON NORMALIDAD TODOS LOS DIAS!!! Asi que seguid visitando el blog, y dejando comments y opiniones, que es lo que mas me gusta de hacer un blog!!
Os adorooo!!
La loca de la admi,
PauLi!!!!

Fotukiss

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Capítulo 24

Las paranoias que pudimos decir d este capi y el siguiente... xD en fin, que tiempos akellos... xD Estoy mu contenta porque no keda na pa ir a Spañaaaaa!!!!!!!!!!!!! Wiiiiiiiiii!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! VOY A MORIR CONGELADA!!!!! xD Es que no tengo ni un solo conjunto d invierno, porque claro, aki en Costa Rica como que no... xD En fin, aki os dejo el capi, espero que os gustee!!!! Küsse wapas!!!!!!!!!!!!! Comentad!!!

Capítulo 24
----------------------- Lucía ----------------------
La luz que entraba por el ventanal me despertó. Estaba apoyada en el pecho de Bill, y me acurruqué un poco más a él porque tenía frío.
Le besé suavemente en el cuello, y Bill abrió sus preciosos ojos acaramelados, al verme me sonrió.
- Buenos días mi amor – le dije como saludo.
Él me besó como respuesta.
- Sabes, llegó un tiempo en el que pnsaba que nunca llegaría a tenerte así.
- ¿Y el resto del tiempo?
- Siempre supe que estabas coladita por mí – sonrió pícaramente -, pero en serio, después del “intento fallido de cena” me dejaste fatal…
- No pienses en eso…
- Y pensar que te hubiera hecho caso ahora estaría en Alemania, y tú aquí, y que no nos volveríamos a ver en la vida – un escalofrío recorrió mi cuerpo – “Bill, vete, hazlo por mí si de verdad me quieres” – me imitó riéndose.
- No te metas conmigo, mala persona! Encima que pienso en mi mejor amiga…
- Tu mejor amiga está encantada con el pedazo rastafari que le ha caído sin quererlo.
Sacudí la cabeza y me levanté.
- ¡Qué tormo! ¡Déjame!
Bill se levantó también, me arrinconó contra la pared y me besó, sabiendo que así se me quitaba todo el malhumor del mundo…
Ring Ring
- Joder – dijo Bill.
- ¿Sí? – cogí el teléfono de malhumor.
- Hola, cariño – me saludó mi padre.
- Hola, papi, ¿pasa algo?
- Tengo una cena super importante, con toda la gente de renombre italiana y creo que deberías ir.
- ¿Es extremadamente necesario?
- Sí.
- Bueno… ¿Puedo ir acompañada?
- Vale, pero… No lleves a cualquiera.
- Descuida – dije con una sonrisa: ¿Bill, cualquiera?
- Adiós.
Pi-pi, pi-pi
- Bill, tenemos una cena esta noche.
Él me miró interrogante, ya se había vestido.
- Una cena de gala con todos los peces gordos italianos.
- ¿Esta noche? No me apetece nada…
- Yo tengo que ir y no creo que te apetezca tampoco que Tito sea mi acompañante.
- ¿Tito va? Pero… pero… después de lo de anoche…
- A lo mejor no se acuerda…
- Bueno… y entonces ¿cómo me visto?
- No creo que en tu armario haya nada adecuado, pero dentro de lo que cabe elegante, arreglado y pijo.
- Guay, una cena familiar…
- Exacto. Voy a mi casa y nos vemos a las… 8, OK?
- ¿Tanto tiempo?
- Yo tengo que pasar por la pelu, la estilista… y creo que tú lo mismo.
Le besé.
- ¿Te acompaño?
- Vivo una calle más abajo…
Me volvió a besar.
- Esta me la debes.
Asentí mientras me iba, lo cierto es que no me apetecía nada…


Llevaba un vestido negro tan ajustado como elegante, atado al cuello y el pelo en un recogido haciendo que unos rizos perfectos cayeran en mis hombros y mi espalda. Me había maquillado y pintado las uñas de negro para ir como Bill.
No llevaba mucho tacón para no pasar a Bill. Estaba lista.
En ese momento llegó Bill.
Llevaba una chaqueta plateada y unos pantalones grises pitillo, que le quedaban bastante bien, pero… ¡Ay, Dios! Qué llevaba en los pies, sabía que eran muy caros, pero con ese traje le quedaban matadores, en fin… espero que nadie se fijara… Lo que más me chocó fue verlo con los pelos hasta el infinito y más allá, porque a excepción del concierto, conmigo siempre los llevaba normal.
Bill me sonrió.
- ¡Estás impresionante! – dijo a modo de saludo.
- Si llego a saber que te ibas a poner el pelo así me habría puesto unos tacones más altos… Pero en fin… - le abracé y le besé.
- ¿Preparado para entrar en un nido de víboras?
- Contigo hasta el mismo infierno!
- No creo que sea mucho peor…
Cogimos un taxi.
- Mañana tenemos una entrevista.
- Yo que quería estar contigo… ¿Cuándo os vais?
- Cuando digo tenemos me refiero a ti y a mí.
- ¿¡Qué?! ¿¡Cómo?!
- Ya no eres anónima y me han pedido una entrevista contigo.
- No voy a ir.
- ¿Por qué?
- Porque no soy la típica chica que va por todos los platós de TV diciendo que se ha liado con un famoso y que es guapa y rica…
- Es que lo eres… - me dijo sonriendo -. Tómatelo como que vas a acompañar a tu querido novio para que no esté solo…
- No me pongas más nerviosa- Vamos a concentrarnos en lo que viene ahora…
Llegamos a la nueva mansión de los Fabinni, pues la razón de la fiesta era la inauguración de aquel enorme lugar.
Nada más dar un paso sobre la entrada de la casa me encontré con la sonrisa de Tito, ahí preparada para hacerme la noche imposible. Él me cogió la mano y me la besó.
- Tan impresionante como siempre, Lucía…
En ese momento llegó Bill por detrás y la sonrisa de Tito desapareció cuando él me rodeó la cintura, mientras que la otra se la tendía a Tito para saludarlo.
- Hola – dijo Bill en inglés.
- ¿Y este paleto no sabe hablar italiano? – me dijo en italiano, y luego le saludó en inglés también -. Tito Fabinni.
- Bill Kaulitz. Encantado.
- Sinceramente, Lu, pensaba que tenías mejores gustos y que acabarías con alguien de tu talla y no con… esto.
- ¿Perdona? – dijo Bill buscando una traducción.
- Que se alegra mucho de conocerte – él me miró no muy convencido mientras decía algo en alemán, muy probablemente un insulto…
A lo que Tito contestó en este mismo idioma con una sonrisa falsa, pero llena de satisfacción, pues Bill me miró con cara de ¿quién es este tío?
Distinguí a mi padre y fui a saludarlo mientras Bill me seguía, no le solté la mano por si desaparecía…
- ¿Por qué no me has dicho que el pijo ese habla alemán?
- No sabía que ibas a ponerte a insultarlo…
Al verme, mi padre sonrió, pero al ver a Bill me volvió a mirar pero esta vez con espanto.
- Hombre, señor Kaulitz, ¿qué te trae por aquí?
- Es mi novio, papá.
Bill le saludó con una sonrisa y un apretón de manos.
- Encantado de verle de nuevo.
- Igualmente – respondió mi padre serio.
Como vi que la cosa se ponía fea nos separamos de mi padre.
- Me odia todo el mundo – me dijo Bill.
Yo le besé con toda la dulzura que pude mientras le acariciaba la cara.
- ¿Te vale que yo te ame hasta más no poder? – le dije al oído.
Me fue a devolver el beso, pero vi a Tito acercándose y me separé de él.
- ¿Quieres algo de beber, Lucía? – me dijo sonriente, ignorando a Bill.
- Si puedes hablar en inglés, por favor – le dije -. Así nos entendemos todos.
- Bueno… ¿do you want something to drink?
- ¿Bill?
- No, muchas gracias.
- Yo tampoco, Tito, gracias.
Tito asintió, pero no se fue. Cada vez que miraba o se dirigía a Bill yo temblaba por dentro.
- ¿Y tú en qué trabajas, Bill? – preguntó educadamente.
- Soy cantante.
- Ah, ¿en serio?
- Sí.
- ¿De qué banda?
- Tokio Hotel.
Tito se encogió de hombros y bebió un poco de su copa con el vino más caro de Italia.
- Jamás he oído hablar de él.
- Pues es una de las bandas más populares del momento – Lucía al rescate -. No sólo en Italia, sino en Europa, América…
- Ah.
Bill me apretó la mano en señal de agradecimiento.
Entonces Tito y su padre empezaron con su charla de “gracias por venir,” “nuestros negocios van muy bien,” bla bla bla… Cosas que eran tan aburrida como sonaban, pues Bill ni siquiera pidió traducción. Él se limitaba a hacer como si escuchara atentamente, y cuando la gente se reía de aquella manera tan falsa y odiosa él sonreía. Sin duda, se haría rico trabajando como actor…
Había tanto pijerío y tanta falsedad que el ambiente era empalagoso, así que en cuanto pudimos nos salimos al jardín. Era un sitio bastante bonito, con la fuente, los rosales…
- Con la vergüenza que he pasado, tú vienes a la entrevista como que me llamo Bill Kaulitz!
- Tranquilo – le dije rodeando su cuello con mis brazos.
Nos quedamos un rato en silencio, disfrutando de la noche que hacía.
- Estás guapísima.
- Ya me lo has dicho.
- Es que no me canso de decírtelo.
Nos besamos. Poco me importaba que a mi padre no le gustara Bill, o que tuviera a Tito detrás toda mi vida, con tal de tenerle a mi lado, era feliz.
Sonó mi móvil.
- Menudo móvil más oportuno, amor mío.
- ¿Sí?
- ¡Hola, Lucía! – sonó la voz de Cris.
- Ah, hola, hija, me tenías que llamar ahora…
- ¿Qué pasa?
- Nada, déjalo… ¿Qué tal estás?
- Genial… ehm, ¿dónde estás?
- En la nueva mansión de los Fabinni.
- Auch. Bill se va a poner celoso…
- No, si está conmigo, y desea no haber venido…
- Me lo imagino… Pues qué pena, era para ir a algún lado, todos juntos…
- ¡Ay, sí, sálvame! Ven a recogerme, por fa, que no se por qué no he venido en mi coche…
- Bueno, ¿dónde está la casa?
Le di la calle y dijo que en 10 minutos estaría ahí, así que nos metimos dentro para decírselo a mi padre.
- Papá, me voy, viene Cris a recogerme.
-¿Tan pronto? – saltó Tito, que estaba al lado de él.
- Sí…
- Bueno, espera un momento, Lu, que te quiero enseñar una cosa. Tito, ¿podrías enseñar la salida a Bill?
- Claro, señor Sanchez.
No me fiaba mucho, y Bill tampoco, pero cuando mi padre le da por algo, le da, y peor cuando tiene a Tito de cómplice.
- Bueno, ahora salgo Bill.
- Venga.
Nos alejamos en direcciones opuestas, pero yo seguía sintiendo la mirada suplicante de Bill quemándome la espalda.

Mientras tanto…
Él ambiente era incómodo. Estaban apartados de la mansión, y BIll esperaba ansioso que apareciera el coche de Cris.
- ¿Cuánto tiempo lleváis juntos? – preguntó Tito con su odiosa voz, pero con un alemán perfecto.
- Poco… un mes, o así.
- Ah…
Silencio. “Cris, aparece, por favor.”
- ¿Y qué tal sientes a Lucía?
- ¿Cómo?
- Pues… no sé… si la sientes feliz, alegre, cómoda…
- Sí, ¿por?
- No sé… cuando éramos novios, la sonrisa no se le quitaba de la cara, se la notaba realmente feliz… y no tenía problemas, porque todo el mundo me aceptaba… Tú, sin embargo – miró a Bill de arriba abajo, y suspiró- … Con esas pintas, la pobre lo va a pasar mal…
Bill se estaba enervando… Respiró hondo. Cristina no tardaría en aparecer…
- Deberías dejarla, porque va a tener problemas… yo soy rico, guapo… y se nota que me sigue queriendo. En fin, a lo mejor no, pero no sabía que Lucía era lesbiana.
No pudo más, y, aprovechando que no había guardias alrededor, le pegó un puñetazo en la cara, aún sabiendo el lío en el que se acababa de meter.

CONTINUARÁ…

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