Blog en obras! xD

Hallo chicas!!! Como stais??
Ahora mismo le estoy dando unos cuantos retoques al blog, asi que no os extrañeis si meto la pata y pongo algo donde no es, o si veis algo que no acaba, etc etc. No soy mu buena con estas cosas y ya con falta d tiempo ni os cuento xD Asi que paciencia, pero SEGUIRE ACTUALIZANDO CON NORMALIDAD TODOS LOS DIAS!!! Asi que seguid visitando el blog, y dejando comments y opiniones, que es lo que mas me gusta de hacer un blog!!
Os adorooo!!
La loca de la admi,
PauLi!!!!

Fotukiss

viernes, 22 de agosto de 2008

Capitulo 2

Bueno, aki esta el capitulo dos!!!! En este si por favor por favor comentad!!! Yo creo que esta mejor que el primero, porque el primero siempre es de introduccion y eso... asi que dadle una oportunidad!!!! Espero que os guste!!!! Küsse wapas!

----------------------------Lucía -----------------------------------------
El primero no tenía remedio, el más probable que fuera Bill. Llevaba unos pitillos negros que le quedaban anchos, una camiseta del mismo color, y una gorra, lo que podría ser lo más normal, pero llevaba las orejas por fuera y nadie le debía de haber dicho que las llevaba un poco bastante prominentes…
En fin… pensaba que Cristina tenía mejores gustos…
El otro llevaba una camiseta cinco veces más grande que su talla, unos pantalones por las rodillas y unas rastas rubias. Los otros dos eran más o menos normales, un poco más bajos que Bill y Tom.
Mi padre fue a saludarles efusivamente. Entonces me dirigió la mirada de “¡saluda!” y me acerqué a ellos con una sonrisa un poco muy falsa.
- Hello.
Bill entonces se quitó las gafas. ¡¿Estaba maquillado?! ¡¿O le habían pegado una paliza por el camino?! Sinceramente, parecido sacado de un programa de integración social…
- Hola – me dijo él en un inglés con un fuerte acento, estrechándome la mano.
Fui a saludar a los otros tres mientras mi padre se presentaba. Tom, el de las rastas, era bastante atractivo, todo hay que decirlo, pero me seguían pareciendo todos demasiado frikis para mi gusto.
- Bueno, Bill, sigue a Lucía, ella te enseñará los diseños y te hará las medidas.
- Muy bien, gracias.
- Y los demás, ¿queréis algo de beber?
- Ehm… una Coca-Cola, si puede ser – fue lo último que escuché.
Bill y yo entramos a un pasillo que llevaba a un cuarto lleno de metros, reglas, telas, etc. Él me miraba de arriba abajo, y yo le intentaba ignorar, aunque era difícil, porque andar con ESO al lado era realmente tétrico.

-------------------------------------------- Cristina ---------------------------------------------------
Me dirigí hacia la tienda de Lucía, concentrándome en no tropezar. No era tiempo de exámenes, pero llevaba una semana horrible, y me dormía por las esquinas. Incluso había confundido otra casa con la tienda, y había estado apunto de entrar y contarle a Lucía mi vida en verso…
Llegué a la puerta de la tienda, y me aseguré que ERA la tienda antes de entrar.
Entré, y cuando iba a gritar el nombre de Lucía a los cuatro vientos, reparé en un grupo de gente que no solía estar ahí.
Mi sangre se congeló en las venas. No podían ser ellos. Era imposible. Y no sé si fue por el cansancio, por el estrés, por verles a ELLOS, o porque mi cerebro explotó, que rompí a llorar.
- ¡¡Estoy locaa!! – grité entre sollozos - ¡¡Como una cabra montesa!!
Los tres chicos me miraron extrañados, pensando lo mismo que había dicho yo hace unos segundos. Entonces Tom retrocedió un poco sobre la silla.
- ¿E-estás bien? – preguntó todavía asustado.
- No – respondí yo cortante -. Estoy alucinando. Sólo me falta ver a Fredy Mercury caminando por la calle, saludándome…
Todos empezaron a reírse, comprendiendo lo que pasaba.

----------------------------------------- Lucía -----------------------------------------------------------------
Bill se movía con aire de superioridad. No, si encima nos había salido chulito el niño. Pero aquí para chula yo, faltaría más.
- Bueno, ¿qué tipo de traje busca?
- Pues… no sé… Para eso he venido, me han dicho que es una de las mejores tiendas de ropa de toda Italia, y quería que me aconsejaran – dijo con esa sonrisa que tenía que hacía que se le vieran todos los dientes faltos de ortodoncia y que según aseguraba Cris, era “maravillosa.”
- ¿Y qué tipo de ropa quiere? Aquí hay algunos ejemplos…
Le puse el libro más gordo que encontré en frente suyo y me senté a esperar. Bill miró con cuidado cada diseño. Después de un rato paró y señaló una foto.
- Algo parecido a eso – me dijo.
Me enderecé para ver cuál había elegido. Y, obviamente, había elegido el traje más difícil y horroroso de toda la tienda, el traje que jamás pensé que venderíamos.
- ¡¿Ese?!
- Sí, ¿pasa algo?
- Que es feo.
- Pues a mí me gusta.
- En fin… ven que te haga las medidas.
Al menos, como ya se había hecho mil trajes sabía cómo ponerse, qué hacer, etc. Yo intentaba evitar conversaciones, pero como bien me había informado Cris, Bill no se callaba.
- ¿Cómo te llamas?
- Lucía.
- Bonito nombre.
- Ya lo sé – dije con toda la frialdad e indiferencia que pude.
- Tú no eres italiana, ¿verdad?
- Por supuesto que no, ¿por?
- Porque las italianas son graciosas y están buenas – respondió él con una media sonrisa.
Le miré con todo el odio que se puede mirar a alguien.
- Y tú eres gilipoyas y nadie te ha dicho nada – respondí con una sonrisa inocente.
- Se nota que me odias.
- ¿En serio? Quizás es porque quiero que se note…
- ¿Y qué piensas de Tokio Hotel?
Paré un momento a pensar cuál sería el mejor adjetivo despectivo.
- Tu hermano es monín.
- No te he preguntado sobre mi hermano, te he preguntado sobre Tokio Hotel.
- No gasto mi tiempo en ver y/o escuchar a frikis como vosotros.
- Vaya, gracias.
- De nada.
- ¿Tratáis así a todos vuestros clientes?
- No, porque normalmente no tenemos a clientes como tú.
- No sé por qué no me extraña.
Nos quedamos un rato en silencio. Él seguía teniendo una media sonrisa pintada en los labios.
- ¿Cuántos años tienes, Lucía?
- ¿Es que no te callas nunca?
- Nop! ¿Cuántos años tienes?
- 19, ¿tú?
- 21.
- La etapa de estupidez de los chicos es entre los 13 y los 16. ¿Te has atrasado o eres así de nacimiento?
- Creo que he acabado en la única tienda que me tratan así.
- Pues vete a otra.
Terminé de medir los tobillos y me levanté. Me encontré a apenas 1mm de él, de sus ojos.
- No, me gusta ésta.
Por un momento sentí que algo me subía por la espalda, que me hacía querer estar más pegada a él. Pero se fue tan rápido como vino.
- Dame tu número de teléfono – me dijo.
- ¿Para qué?
- No te hagas ilusiones, es sólo para saber cómo va el traje – me dijo con una sonrisa pícara.
Yo le hice una mueca de burla.
- Pues para eso pregúntale a mi padre el número de la tienda.
Se me quedó mirando.
- No, dame el tuyo.

CONTINUARÁ…

No hay comentarios: