He vueltoooo!!!!

Hallooooo mis amoressss!!!!!
Volviiii para no irmeeee!!!! xDD
Asi que voy a estar aki por tanto tiempo que os vais a cansar de mi... xD El caso... lo siento que hoy no haya podido actualizar, pero es que estuve en el cine con unas amigas y eso... en fin.
Mañana empiezo el insti... que iluuu..................................... not xD Bueno, al menos eso significa que seguire actualizando con normalidad, etc, etc. De momento, aquí esta el capiiiiiiiiii!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Lo siento meri que lo haya puesto ya, pero es que ya de paso... espero que os gusteee !!! Mañana empiezo!!! Küsse wapaas!

Capítulo 35
----------------------- Cris ---------------------------
Caminé rápidamente hacia mi casa. Hoy no había sido para nada mi día. Había dormido en una posición mala por la noche, y llevaba un dolor de espalda horrible, además del dolor de cabeza. Además, no había parado en todo el día, y pocas cosas me habían salido bien.
Busqué las llaves en mi bolso, pero Tom fue más rápido.
- Hola, mi amor – me saludó, y al ver su sonrisa me sentí un poco mejor.
- Hola.
Se inclinó hacia mí y me besó dulcemente antes de dejarme pasar.
- ¿Qué tal estás?
- Ni preguntes.
- Vale.
Sonrió. Me abrazó y yo enterré mi cara en su pecho, disfrutando de su olor. Siempre funcionaba.
- Ya pasó. Ya estás en casa.
- Gracias a Dios…
- ¿Quieres algo de beber, o de comer?
- No, gracias. Estoy bien.
Me levantó la cara y me acarició la mejilla.
- Tú lo que estás es cansada.
- La verdad es que sí…
Así que me cogió de la mano y me llevó al sofá. Se sentó y cuando me tumbé, puso un cojín en su regazo y colocó mi cabeza ahí.
- Sabes, eres tan mono cuando haces estas cosas…
- Por eso las hago.
Movió las cejas hacia arriba, haciéndome reír. Unos cuantos minutos después estaba dormida.

Me desperté con el sonido del timbre.
- ¿Cuánto ha pasado?
- Mmm… como media hora.
Me enderecé con un gran esfuerzo, me coloqué el pelo y fui a abrir la puerta. Seguramente sería Lucía o Bill, o los dos juntos… ¿se habrían reconciliado?
Pero no era ninguno de ellos. Era una chica, más o menos de mi edad. La chica era bastante guapa, todo hay que decirlo, con ojos claros, y pelo rubio, con buena figura. Lo que chocaba era que llevaba un cochecito, y un bebé dentro, plácidamente dormido. Parecía muy joven para tener un hijo.
- Ehm… Hola. ¿Puedo ayudarte en algo?
- Sí. ¿Está contigo Tom Kaulitz? – preguntó con una tímida sonrisa.
Me quedé un poco dubitativa, no podía dejar que las fans entraran en mi casa para verle, porque alguna mañana tendría a todas las adolescentes de Milán en mi puerta.
La chica parecció comprender mi expresión,, y se apresuró a aclarar:
- Oh, no es para pedir un autógrafo ni nada por el estilo, créeme. Permíteme que me presente: soy Olivia Fabrizzio.
- Encantada.
- Tom me conoce.
- Ah. Ehm… Sí, espera en el salón que le aviso.
- Muchas gracias.
Me giré y fui al cuarto, donde estaba él.
- Tom.
- ¿Sí?
- Hay una chica que dice que te conoce. Una tal Olivia Fabrizzio.
Tom se encogió de hombros.
- ¿No será una fan? Sabes que no puedes dejarlas entrar…
- No tenía pinta. Si viniera a decirte lo guapo que eres, no creo que se traiga a su hijo.
- Ah, ¿Qué tiene un hijo?
- Sí.
Tom parecía confuso. Me cogió de la mano, y fuimos hacia el salón. Ella estaba ahí esperando, mirando alrededor de la casa. Noté que se había abierto más el escote, y que se había peinado un poco, pero no dije nada.
- Hola – empezó Tom amablemente.
- Hola, Tom. Supongo que ya no me recordarás.
- Pues… la verdad es que no.
- No importa. Estabas demasiado borracho esa noche como para acordarte de algo.
- ¿Esa noche?
- Sí. Cuando me acosté contigo.
Vale, no debería haberla dejado entrar. No es que tuviera celos, pero… No sé cuál sería el propósito de su visita, pero no me olía nada bien.
- ¿Entonces nosotros hicimos el amor? – preguntó, mirándome de reojo. Yo le apreté la mano.
- Sí, con muchas consecuencias.
Tom frunció el ceño.
- Él es tu hijo – aclaró Olivia, señalando al bebé.
La casa se quedó en silencio. Miré a Tom, boquiabierta. Él se había quedado pálido, y no reaccionaba.
- ¿Q-qué? – consiguió decir después de un rato.
- Siento que fuera así. Pensaba que podría cuidarle yo sola para que no tuvieras problemas, pero es muy difícil, y ahora que estás en Milán, me preguntaba…
- Lo siento – la interrumpió Tom -. ¿Cuándo dices que fue cuando nosotros…?
- La última vez que viniste a Milán. Enero del año pasado.
- Lo siento, chica. Pero no me acuerdo de nada de estar con alguien, y menos contigo.
- Estabas totalmente borracho. Supongo que vendrías de una fiesta, o algo. Yo estaba en la puerta del hotel. Y cuando me viste, me pediste el teléfono. Estaba loca por ti, así que lo hice sin dudar, y bueno…
- ¿Pero no te enrollaste con otra persona durante ese tiempo?
- Era virgen, y después de lo nuestro no lo hice con nadie… ya sabes, le tocas a una fan la mano y no se la vuelve a lavar en dos meses… y entonces me enteré que estaba encinta.
No podía creer lo que oía. ¿Tom tenía un hijo? ¿Y ahora qué hacíamos con el bebé?
- Sólo quería que lo supieras – suspiró ella, cuando ninguno de los dos respondimos -. Pensaba que de vez en cuando podrías cuidar de él. Ahora me voy de viaje, y no sé… ¿podrías cuidarlo por un tiempo?
- Mira – empezó él. Se notaba que no sabía qué decir -: no sé si alguna vez te vi, y efectivamente hicimos el amor. Pero yo no me acuerdo de nada, y siempre utilizaba protección…
La chica miró preocupada su reloj.
- Lo siento, tengo que irme. Te espero mañana en el Café di Roma a las seis de la tarde, y lo hablamos todo con calma. No hace falta que venga Cristina, si no quiere…
¡Y encima quería tirárselo de nuevo!
- Olivia…
- Dile adiós a papá – dijo levantando la mano la diminuta mano del bebé -. Un gusto conocerte, Cristina.
Estaba tan pasmada que no salió palabra de mi boca. Me limité a abrirle la puerta y cerrarla cuando ella había salido. Tom estaba sentado en el sofá, aún catatónico.
- ¿Y bien? – dije mientras cruzaba los brazos enfrente de mi pecho, sin poder ocultar lo que sentía.
- Cris, todo esto es una farsa…
- ¿Qué te hace creer eso?
- Ya te lo he dicho: aunque me hubiera acostado con ella, siempre he utilizado protección.
- Ella dice que estabas borracho.
- Aún cuando estoy borracho. ¿Qué crees que era?
- A lo mejor esa vez se te olvidó…
- Cris, te juro que es la primera vez que veo a esa chica.
- ¡¿Acaso recuerdas a todas las chicas que te has llevado a la cama?!
Él se quedó callado. Intenté calmarme respirando, pero no sirvió de nada.
- Te vas de gira en una semana de gira. ¡En una maldita semana! ¿Qué hago yo con el bebé? No estoy preparada para cuidar uno ni me apetece.
- ¡No es mi hijo!
- ¡Pues Olivia está empeñada en dejárnoslo! Encima se va de viaje…
- Tranquila, no nos quedaremos con él…
- Imagínate… ¡Y a ti te hará la vida imposible! Toda la prensa detrás del asunto, rumores, mala reputación… Y a lo mejor, este no es el único hijo que tienes, y vendrán otras chicas…
Con cada palabra que decía aumentaba mi mal genio. Sabía que estaba siendo un poco demasiado paranoica, pero no podía hacer nada.
- Cris, no va a pasar. La prensa saca noticias aunque no las haya, así que no será muy diferente… Y te lo digo, Cris. Si hubiera alguna mínima posibilidad de que toda esta historia fuera verdad, me preocuparía, pero no.
Suspiré. Tom me abrazó suavemente y me besó la frente.
- Confía en mí. ¿Lo harás?
- Siempre lo hago. Más de lo que debería.
Sonrió y me besó los labios, utilizando la técnica que siempre utilizaba para que yo perdiera la memoria. Pero esta vez no funcionó tan bien, porque todo volvió a dar vueltas en mi cabeza cuando le toqué la mano y noté que estaba sudorosa y que temblaba levemente, señalando que no estaba tan seguro como me quería hacer creer.
- ¿Y qué pasa si todo esto es verdad?
- Pues…
Tom fue salvado por el timbre. Me acerqué a abrir la puerta de nuevo, jurando que si era Olivia Fabrizzio la mataría con mis propias manos, lentamente para que sufriera más.
Gracias a Dios, no era ella. Pero no era algo mucho mejor. Era Bill, tan nervioso y enfadado que salía humo de sus orejas. En cuanto me vio, empezó a gritar cosas incomprensibles en alemán, que parecían insultos, pero no estaba segura (tenía que aprender esta lengua, insultabas a cualquiera y no se daba cuenta, porque podrías decir cualquier otra cosa y sonaría igual…). Mientras gritaba, sacudía una hoja de papel en la mano.
- Bill, tranquílizate.
Le cogí los hombros, con un gran esfuerzo, porque era tan alto que apenas llegaba.
- Respira.
Cuando estaba dudando que me hiciera caso, se calló y empezó a respirar. Tom entonces llegó a nuestro lado, preocupado por los gritos.
- Bien, ahora cuéntame qué ha ocurrido, en inglés, por favor.
Después de un rato, empezó en un susurro:
- La quiero, Cris. Más que a nada en este mundo.
- ¿A quién?
- A Lucía. Pero no sé dónde está.
- ¿Cómo que no sabes dónde está?
- Fui un imbécil, y la dejé ir sin arreglar nada. Pero hoy por la mañana llegó Tito ¡sí, TITO! a decirme que fuera a por ella, y todo eso… y cuando fui a pedirle perdón, a decirle todo… no estaba.
- Bueno, estará en otra par-
- ¡No, Cris, NO ESTÁ EN NINGUNA OTRA PARTE! La he buscado por TODO MILÁN! ¡Y no está! Sólo estaba esta maldita nota en su casa que no comprendo porque está en puto italiano!!
- Déjame ver – dije frunciendo el ceño.
Leí la nota cuidadosamente tres veces, de arriba abajo, pero no podía creerme lo que ponía. No QUERÍA creerlo.
La cabeza me explotó, y dejó de funcionar. Primero el día que llevaba, luego el maldito bebé, y ahora esto.
Una sola frase daba vueltas en mi mente, mareándome.
Habían secuestrado a Lucía.
HabiansecuestradoaLucíahabíansecuestradoaLucíahabíansecuestadoaLucía.

CONTINUARÁ…