Bueno, este capi me gusta mucho, y espero que también os guste a vosotras!!! La cosa empieza a ponerse interesante... uff, me encantaa!! No se si a vosotras tambien, pero Mery y yo nos divertimos mucho escribiendo esta historia, y os doy las gracias, porque si no fuera por vosotras, no se nos habria pasado por la cabeza escribir esto. Os quero wapas!!!!
Xaxi pistaxi, eh??? Le quedo genial!! Ich liebe dich!!!
Capítulo 21
------------------------ Cris ----------------------------
Me desperté. El cuarto estaba oscuro, y por la ventana se veía la luna. Giré la cabeza, y vi ahí a Tom. No había vuelto en toda la tarde desde que se peleó con Bill, y supuse que esta noche se quedaría en el hotel. Sin embargo… ahí estaba. Dormido en la silla que había al lado mío. Sus rastas caían sobre sus hombros, y una mano estaba apoyada en la cama, al lado de la mía. Sin poder evitarlo, empecé a acariciarla. Era muy bonita. Empecé a juguetear con sus dedos mientras pensaba en todo lo que había pasado esos días. No comprendía por qué se quedaba ahí todas las noches.
“¿Qué pasa si te digo que te quiero?”
Pero él no podía quererme. Yo no estaba buena, ni era guapa, ni nada… No era el tipo de chica que le gustaba. Sin embargo, había estado ahí para mí siempre, para quedar, para que yo pudiera desahogarme en sus brazos…
De repente Tom se despertó.
- ¡Ay! Lo siento, no quería despertarte.
- No pasa nada – dijo él, restregándose los ojos - ¿Quieres algo?
- No, no, gracias.
- ¿Segura?
- No.
- ¿Agua?
La verdad era que ahora que lo había mencionado, tenía bastante sed.
- Bueno, gracias.
Tom se levantó de la silla y se fue a una mesilla donde había una botella de agua. Llenó un vaso y me lo trajo. Yo intenté cogerlo, pero la mano… no me respondió.
-Joe…
-¿Qué pasa?
- Que no puedo coger el vaso.
Entonces él se acercó, y colocó una mano en mi nuca, y empezó a darme de beber. Debía tener una pinta…
- Gracias – susurré cuando dejé de beber.
- De nada. ¿Necesitas algo más?
- No, nada más, gracias.
Se sentó de nuevo en la silla.
- Tom…
-¿Sí?
- Tienes que irte a tu hotel.
- ¿Por qué?
- Porque en la silla es incomodísimo dormir, y no puedes estar todo el día cuidándome… no soy la única cosa en el-
Me tapó los labios con un dedo.
- ¿Qué parte de “quiero estar contigo” no comprendes? – Sonreí – Además, todo esto ha sido culpa mía.
- Eso no es verdad.
- Sí lo es. Te enfurecí y saliste pitando…
- Pero eso fue estupidez mía. Nada de lo que pasó el otro día fue culpa tuya.
- ¿Ni siquiera acostarme contigo?
Otra vez la distancia entre nosotros se acortó rápidamente, y se resumió a un soplo de aire. Una parte de mí quería avanzar un poco más, llegar a rozar sus labios, aunque solo fuera una vez… pero otra parte decía que no, que yo amaba a Bill. Sentía cómo poco a poco esa parte se hacía más pequeña...
- Ni siquiera eso – murmuré.
Al mover los labios, rocé por una milésima de segundo los suyos, y aunque fue fugaz, el número de cosas que sentí fue infinito.
- Puff, estoy cansadísima… es un rollo estar así de débil.
- Tranquila, duérmete, que te vendrá bien.
- Es que no puedo verte ahí, no debes pegar ojo…
- Claro que duermo.
- Mmmm… ¿seguro?
- Seguro.
- ¿Cómo podré agradecértelo? ¿Todo lo que estás haciendo por mí?
Me dio la mano.
- Prometiéndome que cenarás conmigo cuando te den el alta.
- Pensaba que las cenas no eran lo tuyo.
Él se encogió de hombros.
- Pero a ti te veo muy romanticona. Puedo aguantar una noche.
Nos sonreímos. Definitivamente, no era como yo me lo había imaginado. Y me temía que su verdadera personalidad me gustaba más de lo que había planeado.
- Bueno, se te cierran los ojos solos, acuéstate – terminó -. Seguramente mañana tendrás más visitas… Dios, qué estrés!
- Tú vete a dar una vuelta, Tom…
- Uich, qué pesada! No me voy a ninguna parte a no ser que me acompañes, ¿me oyes?
- No te comprendo.
- Anda, duerme, te lo explicaré otro día.
Oí un suspiro de Tom, sentí cómo me apretaba la mano, y mientras me sumía en un nuevo sueño, le oí susurrar:
- Te lo explicaré otro día.
Al día siguiente vino más gente, justo como había dicho Tom, entre ellas el conductor del autobús que me atropelló, al que tuve que decir mil veces que la culpa no fue suya (menos mal, me había tocado alguien amable… no ocurría todos los días…). La mano se movía de nuevo, y todo iba perfectamente. El médico me dijo que en 2 días estaría fuera. Bill y Lucía venían de vez en cuando, pero no quería que sus primeros días los pasaran en un hospital, así que venían poco porque yo les regañaba. Tom sin embargo no hubo manera de convencerle. Bajaba a la calle a veces a comprar algo para merendar o algo por el estilo, pero nada más.
Y así pasaron los días, hasta que por fin pude levantarme de aquella cama, con muletas, pero pude pisar el suelo por más tiempo que solo para ir al baño. Salimos, y Tom me llevó a casa. Casi besé el suelo…
- Hogar, dulce hogar – suspiré.
CONTINUARÁ…
1 comentario:
Definitivamente este hombre me gusta cada dia mas!que pena que no sepamos si es asi en realidad!!!!jajaja, esta genial el fic, chicas, siempre os lo digo pero es que es la verdad.seguir!!!!y no te preocupes con el mio que te tengo una sorpresa preparada.
besos!
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