Blog en obras! xD

Hallo chicas!!! Como stais??
Ahora mismo le estoy dando unos cuantos retoques al blog, asi que no os extrañeis si meto la pata y pongo algo donde no es, o si veis algo que no acaba, etc etc. No soy mu buena con estas cosas y ya con falta d tiempo ni os cuento xD Asi que paciencia, pero SEGUIRE ACTUALIZANDO CON NORMALIDAD TODOS LOS DIAS!!! Asi que seguid visitando el blog, y dejando comments y opiniones, que es lo que mas me gusta de hacer un blog!!
Os adorooo!!
La loca de la admi,
PauLi!!!!

Fotukiss

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Capitulo 7

Siguiente capi!!! Bueno, como siempre espero que os guste... y dejad coments... ehm... Pues nada... no tengo na que contar, asi k no me enrollo xD


------------- Lucía -------------------
Me quedé mirando cómo salía Cris con cara preocupada. A ver éste qué demonios le había dicho…
Buscar el teléfono de Bill sería fácil: ahora se había dedicado a llamarme todos los días, así que sólo había que mirar el número que más veces salía en llamadas recibidas… y… la madre que lo trajo al mundo! Me llamaba con privado! así que tuve que esperar a que hiciera su llamada diaria, que no debía ser mucho… Le iba a tener que aclarar unas cosillas…
Ring ring

Un número privado…
- ¡Lucía! – me saludó con esa voz de tontaina que tiene y que no era capaz de pronunciar mi nombre como Dios manda…
- ¡Tú! ¿Qué le has hecho a Cristina? – dije a modo de saludo.
- ¿Yo? Nada, ¿qué ha pasado?
- Tú me dirás, después de hablar contigo se ha ido llorando…
- ¡Qué raro!
- Dímelo a mí… Bueno, otra cuestión importante: ¿¡Por qué me llamas con privado!?
- Porque mi número es confidencial… No se lo puedo dar a cualquiera…
- ¿¡Y yo soy cualquiera!?
- No, no, pero…
- ¿Y qué pasa si te quiero llamar?
- Ah, ¿es que me quieres llamar? – dijo con tono pícaro.
- Sueña, sueña… yo no pierdo mi preciado tiempo en hablar con flindonflins como tú… ¿para qué has llamado, Bill?
- Ehms… ¿qué tal el traje?
Suspiré.
- Igual que ayer…
Silencio.
- Acabo de llegar a Milán.
- Qué interesante…
- ¿Te apetece tomar algo?
- Contigo no.
- Gracias.
- ¡De nada!
- Estabas mucho mejor la otra noche…
- Se llama alcohol. ¡Hale, hasta luego!
Y colgué, qué pesado era cuando quería…
Y así pasó una semana, en la cual Cristina no se pasó ninguna vez por la tienda, poniendo como escucha que estaba en casa de su abuela ayudándola con una mudanza… Seguro… Lo que me fastidiaba era que no me lo dijera, pero bueno…
Era sábado, y esa tarde comenzaba mi pesadilla: el concierto.
Llamé a Cris, que por cierto ya estaba mucho mejor, aunque tampoco me había contado qué demonios le había pasado.
- ¿Cris? –dije.
Me contestaron un montón de gritos, risas, gente desafinando, bueno, un barullo tremendo en el que con mucho esfuerzo conseguí distinguir la voz de Cristina.
- ¡Lucía! ¡Vente ya!
- ¿Tú tienes un trastorno mental? ¡Son las 4! ¡Faltan 5 horas!
- ¡Lucía, no me dejes sola! – Suspiré.
- Bueno, ahora voy.
Escogí la ropa con mucho cuidado de no ponerme nada negro o gótico, es más, me vestí lo más pija que pude para no parecerme a ese rebaño de ovejas negras.
Llegué allí… ¡Menuda fila! A ver cómo encontraba a Cris… la llamé para ahorrar tiempo.
-¿Sí?
- ¿Dónde demonios estás?
- En primerísimo fila!
- Voy para allá.
Fui a “primerísimo fila” y allí estaba Cristina, enteramente de negro. Entré en las vallas, sabiendo que no había vuelta atrás ya…
- ¿Qué haces tan colorida? – me preguntó con una sonrisa.
- ¿Es que está prohibido?
- Ehm… prácticamente… - dijo mirando alrededor. La verdad es que éramos una masa negra…
Mil horas esperamos ahí para que abrieran la puerta… Al menos Cristina había hecho muy bien su trabajo, y estaríamos justo enfrente suyo…
Finalmente se abrieron las puertas, y Dios mío! Si salía viva de ahí me haría religiosa! Yo corría simplemente para escapar de aquellas posesas…
Y así llegué casi de las primeras gritando todo lo que podía y riéndome de mí misma y todas las de alrededor. Las luces se apagaron cuando no cabía más gente en el recinto. No sé si fue por toda la adrenalina que había alrededor o para no aburrirme, que me puse nerviosa y empecé a gritar más, tanto que no me reconocía. Y cuando Bill salió al escenario, más chulo que nada, no pude evitar reírme.
Pasó un poco y en medio de la canción que yo conocía, Bill paró a todos y dijo mientras se acercaba al público.
- A ver, quiero que alguien suba conmigo al escenario…
Todas las fans enloquecieron y me empujaron hacía la valla, de tal manera que no podía respirar. Bill pasó enfrente mío y cuando me vio sonrió.
- Quiero a esa chica, la de la camiseta azul –dijo señalándome.
Dos armarios vinieron a por mí y me sacaron de la valla, mientras yo murmuraba “capullo” en voz baja. Bill me cogió la mano con una sonrisa de “esta es la mía…”
- ¿Cómo te llamas?
- Juana – respondí sin pensar.
Bill se me quedó mirando con cara rara, y yo le sonreí inocentemente. Si quería guerra, la tendría.
- Juana?
Asentí.
- Bueno… Juana! ¿Me ayudarías a cantar esta canción?
- ¡Claro!
Bill hizo una seña a Gu… gus… gus algo y él empezó con la batería. Bill empezó a cantar, y cuando me pasó el micrófono yo seguí sin dificultad. Ese estribillo lo había escuchado mil veces, y me lo sabía de memoria. Me giré a Bill y disfruté de su confusión y decepción. Y de repente pude ver en sus ojos un destellos de cariño.
La canción terminó.
- Bueno, qué bien te la sabías! Un aplauso para Lu… Juana!
Las fans gritaron como siempre, (no creo que en aprobación, la verdad…) y a mí me bajaron del escenario, dejándome enfrente de la mirada alucinada de Cristina.

CONTINUARÁ…

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