Blog en obras! xD

Hallo chicas!!! Como stais??
Ahora mismo le estoy dando unos cuantos retoques al blog, asi que no os extrañeis si meto la pata y pongo algo donde no es, o si veis algo que no acaba, etc etc. No soy mu buena con estas cosas y ya con falta d tiempo ni os cuento xD Asi que paciencia, pero SEGUIRE ACTUALIZANDO CON NORMALIDAD TODOS LOS DIAS!!! Asi que seguid visitando el blog, y dejando comments y opiniones, que es lo que mas me gusta de hacer un blog!!
Os adorooo!!
La loca de la admi,
PauLi!!!!

Fotukiss

miércoles, 1 de octubre de 2008

Capitulo 11

Bueno! Aquí está el siguiente capitulo... a mí este me gusta mucho, así que espero que a vosotras sea igual... plis plis comentad... y si, espero que os guste! Küsse wapas!!! Meri, en lo de Sal de mi vida puse el mismo numero de signos de exclamacion que pusimos en la playa xDDD Ich liebe dich wapisiima!!!


Capitulo 11
----------------------- Lucía------------------
Por fin pasó ese horrible fin de semana y volvimos a Milán. Nada más llegar fui a la tienda y me encontré con mi padre.
- Lucía, el traje del señor Kaulitz me acaban de llamar que ya lo tienen y que llegará sobre mañana.
- Ah, muy bien, le avisaré – le contesté. No sé por qué me puse un poco melancólica. Es que ya no iba a ver más a Bill, era algo que quería, pero después de haber estado llamándome TODOS los días, pues… como que se hacía necesario… Puff… No me puedo creer que me esté planteando esto… Bill! Sal de mi vida!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Total, por primera vez utlicé el número de Bill y le dije que se pasara mañana a primera hora.
Y así llegó el día: Cris muy triste por si no los volvía a ver y yo… yo… yo estaba aún peor, y eso era algo que me tenía desconcertada, siempre había estado esperando ese día y ahora… Ahora tenía un nudo en el estómago. Ellos llegaron y mi padre fue a saludarlos, como el primer día, aunque habían pasado demasiadas cosas como para que fuera igual…
Bill se acercó a mí y me sonrió, esos dientes ya no me parecían tan faltos de ortodoncia, y verdaderamente, su sonrisa era maravillosa, eso sería lo que más echaría de menos…
- Me muero por ver cómo me queda – me dijo a modo de saludo. Yo intenté sonreírle, pero más bien me salió una mueca. Él se dio cuenta de ese gesto y me miró con cara interrogante.
- ¡Bill! ¡Es precioso! – intervino Cristina mientras le cogía del brazo y lo conducía a los probadores, aunque Bill no me quitó la vista de encima.
Se probó el traje y efectivamente le quedaba al pelo, era toda una obra de arte en su cuerpo, modestia aparte, pero era precioso, tan maravilloso como él… Y las lágrimas amenazaron con salir. Yo NO quería a Bill, yo le ODIABA, y Cirs le QUERÍA. Pero estaba guapísimo.
- ¿Qué tal me queda? – preguntó sonriendo.
- ¡Dios mío, genial! – saltó Cristina emocionada.
Bill me miró expectante.
- Estás… guapísimo.
Bill sonrió.
- Me encanta, genial, Lu!
Bill se cambió y se despidió de mi padre, dándole mil gracias por todo, y yo me quedé un poco rezagada después de despedirme de los otros tres. Bill se despidió de Cris tristemente, pero bromeando para animarla a ella y a él, pues eran súper amigos, y no era fácil…
Después se separó del grupo y se dirigió a mí. Me cogió de los brazos y me recorrió con la mirada. Intenté no mirarle a los ojos.
- ¿Qué te pasa, Lu?
Yo me encogí de hombros y volví a intentar sonreír, aunque otra vez me salió una mueca y las lágrimas volvieron a amenazar con salir. Él me abrazó muy fuerte y me pregunté cómo un cuerpo tan delgado como el suyo podía ser tan reconfortante. Él me acarició el pelo.
-¿Esto también es un efecto del alcohol? – me susurró al oído.
Yo no pude hacer otra cosa que negar con la cabeza. Al final conseguí murmurar:
- Bill, te voy… te voy a echar de menos…
- Pues yo a ti no – dijo sonriéndome – Porque te pienso llamar TODOS los días!
Sonreí.
- ¡Qué tío más tormo! ¿No me vas a dejar en paz nunca?
- No – me dijo sin dejar de sonreír -. Jamás.
Se separó de mí despacio y nos despedimos con los dos besos españoles. Con unas cuantas palabras de despedida, torcieron la calle y el último recuerdo que me dejaron fue el sonido de un coche arrancando.

Cristina se echó a mis brazos.
- Oh, Lucía… ¿tú crees que los volveremos a ver?
- Claro, mujer! Desgraciadamente… - dije con una sonrisa-. Además, ¿no tienes el teléfono de Tom?
Cris entonces sonrió.
- Es verdad. Oye, ¿sabes? Tom es más majo de lo que me esperaba, te pega muchísimo…
- Y dale perico al torno…
- ¡Es verdad! Deberíamos quedar otro día...
- Yo no he tenido buena experiencia…
- Es que estás buena y... bueno, a veces le da… Ya tendrás tiempo de conocerle mejor…
- En fin, dejemos el tema, por favor…
- Vale, mejor.
- ¿Nos damos una vuelta?
- Venga. Hoy me toca a mí invitarte a ti, ¿eh?
La vida, dentro de lo que cabe, volvió a lo normal. Pero siempre había algo que faltaba. Bill fue fiel a su promesa y me llamó casi todos los días, aunque no tuviéramos nada que contarnos. Menos mal que sólo escuchaba mi borde comentario y no podía ver mi sonrisa… Cris y Tom quedaban mucho últimamente, pero según me explicaba ella, las conversaciones siempre acaban en Bill, aunque no creo que eso le gustara mucho a Tom… al parecer sí era mejor persona de lo que creía… también Cristina se hacía adorar, porque sí que era buenísima persona… yo la conocía bien.
Una noche noté a Cris un poco rara, no sabía por qué motivo… vino a mi casa tranquilamente, sin pegar saltos o con una de sus características sonrisas radiantes, pues yo no conocía a persona más agradable e alegre en toda Italia.
- Hola, Lucía.
- Hola, my happy little friend.
Se tumbó en mi cama y cerró los ojos.
- ¿Te pasa algo, my happy little friend?
- Nada… supongo que hay mucho estrés…
- Ya se pasará, my ha-
Cris me tapó la boca con la mano con una risita.
- En fin… ¿qué hacemos?
- No tengo ni idea…
- Ven, yo sé adónde ir.
- ¿Adónde?
ME cogió de la mano y me llevó hasta su coche, que estaba aparcado enfrente de mi casa con el intermitente puesto. Yo me senté en el asiento del copiloto todavía preguntándome qué mosca le había picado a esta ahora…
Pasó un rato y ella seguía sin decirme palabra. Yo intentaba dar conversación, pero a la cuarta vez vi que era imposible.
Finalmente Cristina paró el coche.
- Bájate – dijo cortante.
- ¿Qué?
- Que bajes del coche.
Me quedé un rato mirando su rostro inexpresivo atónita, y luego aún sin comprender salí del coche.
Pero cuando vi que Cristina no bajaba del coche, y que el coche arrancaba y se alejaba… ¿A ésta qué le pasaba? ¿Dónde y por qué me había dejado?
Me quedé mirando embobada el camino por donde Cris había desaparecido con su coche negro. Opciones: a) Salir corriendo detrás del coche. b) Mirar dónde rayos estaba… Ehms… b.
Cuando elegí la opción me giré para mirar si había algún cartel que indicara la calle, pero lo que encontré fue una silueta delgada.
- Hola, Lu – dijo Bill.
- Bil, ¿qué haces aquí?
- Hombre, es una larga historia – me respondió mientras me abrazaba -. Me alegro de verte de nuevo.
Un sentimiento de alegría corrió rápidamente por mi cuerpo al oír esas palabras, pero no consiguió vencer a mi confusión.
- ¿Conoces este restaurante? – prosiguió tan feliz como le recordaba – Es que Cris me lo recomendó, así que espero que te gus-
- Espera un momento. ¿Que Cris qué?
- Pedí a Cris que me encontrara un restaurante chulo, y me recomendó éste.
El puzzle comenzaba a encajar.
- ¿Para cenar conmigo?
- Sí…
- No puede ser.
- ¿Qué pasa?
- ¡Con razón salió llorando el otro día cuando habló contigo, y no me dijo nada! ¡¿Tú eres imbécil o te lo haces?!
Bill me miraba perplejo.
- ¿Qué he hecho?
- No sé, quizá llamar a una chica que está loca por ti y pedirle que le busqué un restaurante no para cenar con ella, pero CON SU MEJOR AMIGA!!! ¡¿TE PARECE POCO?!
- Cristina parecía conforme…
- Claro, porque te quiere con toda su alma y hará lo que le pidas! Pero va y se ha tenido que enamorar del tío más estúpido que ha visto la historia del ser humano!
- Pero-
- Te lo voy a dejar claro: Cristina te ama, está totalmente ciega por ti. Tú tienes que ir con ELLA, y a mí ME DEJAS EN PAZ!
- No era mi intención hacerla daño…
- Pues ve dándote cuenta. Es ella la que te quiere, no yo. Yo te odio. Uich! Ojala jamás te hubiera conocido!
Y salí en sentido contrario. Secándome las lágrimas y el corazón sangrando por esas últimas palabras, que eran mi mentira más grande y dolorosa.

CONTINUARÁ…

No hay comentarios: