Blog en obras! xD

Hallo chicas!!! Como stais??
Ahora mismo le estoy dando unos cuantos retoques al blog, asi que no os extrañeis si meto la pata y pongo algo donde no es, o si veis algo que no acaba, etc etc. No soy mu buena con estas cosas y ya con falta d tiempo ni os cuento xD Asi que paciencia, pero SEGUIRE ACTUALIZANDO CON NORMALIDAD TODOS LOS DIAS!!! Asi que seguid visitando el blog, y dejando comments y opiniones, que es lo que mas me gusta de hacer un blog!!
Os adorooo!!
La loca de la admi,
PauLi!!!!

Fotukiss

lunes, 10 de noviembre de 2008

Capítulo 23

Otro capi largoo!!!! Es que el capi era aun MAS pekeño que los otros, y entonces lo uni... y tmbn porque me muero por escribir d nuevoo!!!! ya he decorado el cuaderno donde voy a escribir los siguientes capitulos y todo... Lo siento que no haya actualizado, pero es que he estao haciendo otras cosas y eso...
Este es mi capi prefe ^^ xD Bueno, a lo mejor no xD no se, opinad vosotras, ok??? Comentad, plis plis pliiss!!!! K nadie comento en el otro!!! :( xD Küsse wapas!!!


Capítulo 23
--------------------------- Lucía -------------------------
- Puff! No soporto a los italianos… Es que con ese acento parece que me están vacilando! – me dijo Bill indignado.
- ¡Je! Pues vete acostumbrándote…
- ¡Ya, qué remedio! Menos mal que tú eres española…
- Yo soy especial – dije haciendo un movimiento con el pelo.

Ring Ring

Mi móvil, me dispuse a cogerlo rápidamente al ver el número de Tito, pero Bill me lo quitó.
- ¿Por qué lo ibas a cogerlo tan rápido?
- Bill, dámelo.
Bill descolgó.
- Ciao! – dijo Bill con el un acento exagerado.
- ¿Lucía? – oí la inconfundible voz de Tito al otro lado, mientras me peleaba con Bill para que me diera el teléfono.
- No, no, io novio Lucía! Tú… ¿tú quién eres? – dijo ya pasando al inglés.
- ¡Yo soy Tito! ¿Pero tú quién eres? ¿Te estás aprovechando de Lucía, verdad?
- Pues pregúntaselo a ella! Pero a mí me parece que no. Yo soy Guille!
- Español?
- Mmm, casi. Alemán. ¿Y tú quién te has creído para llamar a Lucía a estas horas?
- Imbechile! ¿Tú quién te has creído para hablar así a Tito Fabinni?
- ¡Bill Kaulitz!
En ese momento le quité el móvil a Bill y le colgué.
- ¿Te crees gracioso? – le dije enfadada.
- Ehms… Lu, tampoco es para tanto.
- No, Bill, es que no tienes derecho…
- Vale, lo siento.
- No lo vuelvas a hacer, por favor…
Bill me besó.
- Es que me vuelves loco! Y pierdo el norte y digo cosas sin sentido! Bueno, ¿vamos a mi casa?
- Venga.
Su casa estaba muy bien, se parecía un poco a la mía, aunque un poco más grande, y su última planta estaba totalmente dedicada a componer. Nada más llegar iba a ir hacia allí, pero Bill me cogió del brazo.
-¡Ey! Mira, te tengo que enseñar el segundo piso que ya está todo colocado.
Llegamos hasta una puerta al final del pasillo. Bill abrió la puerta y me dirigió dentro.
- Bueno, nuestra habitación, preciosa, ¿eh?
- ¿Nuestra? ¿Qué te hace pensar que voy a dormir contigo?
- Ehms… Lu… eres rara, pero ya tanto…
Me reí y di una vuelta por el cuarto.
La habitación era preciosa, grandísima y con un ventanal que daba al río. Me tumbé en la cama de casi 2m y medio.
- Ponme alguna canción tuya.
- ¿Marchosa? – me preguntó.
- Bueno…
La habitación empezó a vibrar con el equipo de música. La canción estaba muy bien.
- ¿Cómo se llama?
- Reden.
- ¿Y qué significa?
- Ahora si quieres te lo enseño – dijo Bill juguetón.
- Me das miedo, Bill…
- Bueno, ¿y tú qué música escuchas?
- Pues grupos españoles muy antiguos, no los conoces…
- Prueba…
- ¿Mecano? ¿La Oreja de Van Gogh?
Bill me miró con el ceño fruncido.
- Están muy bien… Son antiguos y han pasado de moda, pero yo no me dejo influenciar por esas cosas… los grupos actuales no me van mucho… Me parecen muy comerciales.
- Me los tienes que poner…
Asentí.
- ¿Y tú?
- Mi ídolo y cantante favorito es Nena.
- Ni idea.
- Te sonará la canción…
Bill se tumbó al lado mío y empezó a acariciarme el pelo.
- ¿Sabes que estás guapísima?
Le cogí la mano y jugueteé con sus dedos.
- Bill, te he dicho que me gustas más a lo natural?
- Bueno… pero es mi estilo…
- Sí… Así solo lo disfruto yo… No está mal.
Bill se tumbó al lado mío y me besó.
- Nada mal – proseguí mientras me abrazaba a él.
- Pues la canción dice que no quiero con nadie excepto contigo.


------------------------ Cristina -------------------------
Tom y yo no habíamos hablado más sobre el tema: sólo amigos. Pero siempre quedábamos, y nuestra relación se iba estrechando cada vez más y más, como los cuerpos de una pareja en un baile. Quedábamos siempre, a veces hasta tan tarde que me quedaba dormida en sus brazos. Era una extraña sensación con él. Era como si todo fuera… perfecto cuando estaba con él, como si todo estuviera en su sitio. Con él me desahogaba, y me sentía bien, feliz, libre…
Una noche nos fuimos a pasear por la ciudad. Tom me hablaba de historias que les ocurrían durante la gira, y yo le contaba mis historias, bailando por las calles, dando vueltas alrededor de las farolas, divertida por lo bien que nos lo estábamos pasando.
- Mira, fuegos artificiales –dijo Tom mirando hacia el cielo por encima de unos edificios.
- Anda, es verdad. Es que hoy jugaba el Milan, y al parecer han ganado…
- Están bastante cerca…
-Sí.
Me restregué los brazos. ¿No se suponía que venía el verano?
- Hace frío – comenté.
- Pues hoy no me he traído mi súper chaqueta para taparte como hacen los caballeros – dijo él con una sonrisa.
- Vaya, ¿Tom romántico? Quién lo diría…
Tom soltó una carcajada, y me abrazó. Le abracé de vuelta, apoyando mi cabeza en su pecho.
- ¿Qué voy a hacer cuando estés de gira? – suspiré.
- ¿Por qué?
- No tendré a nadie con quien salir, pasear, con quien hablar.
- Tienes a Lucía.
- Lucía va a estar más deprimida aún que yo…
- Bueno… pero la gira dura tres meses o así…
- En fin…
Pasó un rato, y él entonces me cogió de la barbilla.
- ¿Me echarás de menos?
“Bésale,” alguna voz interior me dijo. No podíamos estar más cerca del otro. Cada célula de mi cuerpo estaba pegada al suyo. Sus ojos, que con la luz de la noche parecían un océano de caramelo derretido, estaban clavados en los míos, como si intentara desvelar algo dentro de mi mirada.
- Sí, y mucho.
Tom sonrió dulcemente.
- Tienes las manos heladas, y está empezando a gotear. Te acompaño a casa.
Yo asentí con la cabeza cuando me di cuenta de que efectivamente había empezado a llover levemente. Nos dimos la vuelta, y nos dirigimos hacia mi calle. Un momento después, Tom me cogió la mano, haciendo que algo recorriera mi cuerpo, llegando hasta mis mejillas encendidas. Recé por que no lo notara con la luz de las farolas, pero no le solté la mano.
Seguimos caminando un rato, con la impresión de ir sin rumbo. No quería que ese paseo terminara por nada del mundo, y Tom tampoco parecía cansado. Miraba el suelo, las farolas, el cielo, y cuando nuestras mirabas se cruzaban, las apartábamos rápidamente, o nos sonreíamos. Las gotas empezaron a hacerse más frecuentes, hasta que salimos corriendo para no mojarnos mucho. No había taxis por la calle, era bastante tarde… seguíamos corriendo, pero mi casa quedaba más lejos de lo que habíamos pensado.
Finalmente encontré una especie de arco en la otra acera donde la lluvia no llegaba, y conduje ahí a Tom. Entonces me apoyé en la pared para coger aire, y Tom se puso delante de mí, de tal manera que estaba aprisionada entre él y la pared.
- Dios, la que está cayendo… - dijo Tom entre jadeos.
- Menudo “verano” nos espera… A ver si para de llover un rato, para poder llegar a casa.
Estuvimos un rato callados, intentando recuperar el aire. Luego sequé una gota que le caía a Tom por la mejilla con la mano.
- Estamos empapados –dije con una sonrisa.
Él también sonrió. Entonces me apartó un mechón de pelo de la cara, y yo le cogí la mano para que no la apartara de mi mejilla. Fue un movimiento instantáneo, pero me lo agradecí, porque era demasiado tímida para hacerlo voluntariamente.
- Estás preciosa incluso empapada.
Levanté la mirada para encontrarme con la suya. Nuestras caras se acercaron poco a poco, inconscientemente, y su mirada me aseguró lo que iba hacer. Cerré los ojos cuando sentí su aliento en mi piel.
- Nos vamos a hacer la vida imposible – apenas conseguí decir.
Aunque tenía los ojos cerrados, sentí perfectamente su sonrisa.
- Lo sé – oí su susurro, tan cerca de mí.
Sonreí yo también, pero no me dio mucho tiempo antes de que sus labios se posaran en los míos con un escalofrío. Nuestras bocas estaban mojadas por la lluvia, pero no nos importaba. Ellos seguían bailando juntos en un beso tímido pero apasionado. Ahora mismo no existía nada más que nosotros, nada antes, nada después. Éramos todo y nada a la vez, dos cuerpos unidos en uno sólo.
Esta vez no me enfadaría con él. Esta vez no saldría corriendo. Había caído dos veces en la misma trampa, y esta vez no me levantaría. Toda mi sensatez se me iba con él al lado mío, acariciando mi cuello de la manera que solo él sabía hacer, besando de aquella forma tan peculiar, única, que podía derretirme en menos que decía “ups,” y que ahora me daba cuenta de lo mucho que había echado de menos.
- ¿Qué pasa si te digo que te quiero? – dije con una sonrisa.
- Que no podría parar de besarte aunque me lo rogarás de rodillas.
Le besé.
- Si quieres empezar… – le dije.
Tom con una sonrisa volvió a probarme, una y otra vez. Sus besos eran como una droga. Cada vez mejores… si haberse liado con medio mundo tenía como resultado besar tan bien, poco me importaba.
- Bueno, parece que aquí no para de llover – dije con un suspiro -. Tendremos que mojarnos…
- Vamos ya, cuanto antes lleguemos, mejor.
Salimos cogidos de la mano, y después de un rato, vimos el milagro de un taxi. Lo cogimos y le di el nombre de la calle, mientras Tom pasaba la mano por mis hombros y me besaba en la mejilla. Cuando llegamos tuve que hacer la traductora para decirle a Tom que la hija del taxista le adoraba, y que si le podía dar un autógrafo.
- Uy, qué pronto que te vas a hacer famosa…
- Y qué pronto voy a ser apuñalada y torturada por miles de fans…
- Ey, estás conmigo.
Nos paramos en frente del portal de mi casa.
- Bueno, mi amor… ¿mañana nos vemos?
Me acerqué, y le rodeé el cuello con mis brazos mientras él apoyaba su frente en la mía.
- Quédate conmigo esta noche – le pedí.
Él sonrió y me besó.
- ¿Bitte? – le dije con cara de puchero.
- ¿Segura?
- Sí. Además, estás empapado, no puedes ir así o te constiparás.
- Bueno…
Le cogí la mano y le llevé dentro. Normalmente cuando entraba a la habitación besaba un póster de Bill, pero ahora tendría que cambiar… Así que me acerqué a besar un póster de Tom. Cuando me giré vi a Tom mirándome con cara de reproche.
- ¿Qué pasa?
- Mmm… - se me acercó – A partir de ahora sólo me puedes besar a mí, ¿eh?
- Uy, qué egoísta – dije con una sonrisa -. Además, ese eres tú.
- Ya, pero – me rodeó la cintura -… es como si besaras a otro…
Me besó de nuevo. Yo sentía cómo me derretía en sus brazos. Dios, cómo besaba…
- ¿Te he dicho que te quiero? – me dijo.
- Si me lo dices de nuevo, tampoco hace daño…
- Te quiero.
- Te quiero.

CONTINUARÁ…

1 comentario:

Erika dijo...

hola!!!!el capi es super chulo!!!!que bonito, ahi bajo la lluvia...ains....que me emociono....seguir!!!!!!!!!!!!!
besitos chicas!!