Blog en obras! xD

Hallo chicas!!! Como stais??
Ahora mismo le estoy dando unos cuantos retoques al blog, asi que no os extrañeis si meto la pata y pongo algo donde no es, o si veis algo que no acaba, etc etc. No soy mu buena con estas cosas y ya con falta d tiempo ni os cuento xD Asi que paciencia, pero SEGUIRE ACTUALIZANDO CON NORMALIDAD TODOS LOS DIAS!!! Asi que seguid visitando el blog, y dejando comments y opiniones, que es lo que mas me gusta de hacer un blog!!
Os adorooo!!
La loca de la admi,
PauLi!!!!

Fotukiss

sábado, 13 de diciembre de 2008

Capítulo 33!!!

ESTA TARDE ME VOY A ESPAÑAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Bueno, no me enrollo xD Aki esta el capi porfa porfa comentad, ok??? UN besazo enorme, espero k os guste!!!!! muaaak!!!

Capítulo 33
------------------------------------- Cristina ------------------
Bajé por las escaleras, y abrí la puerta del portal. Me encontré con un chico por el camino, y le saludé rápidamente sin ni siquiera mirarle a la cara.
- Hola, Cris – dijo una voz muy conocida.
Paré en seco, y me volví sobre mis pasos. El chico con el que me había encontrado era él.
- ¡Tom!
- ¿Adónde ibas con tanta prisa? – dijo con su sonrisa nerviosa.
- Pues… de hecho, iba hacia tu casa – respondí yo, también un poco nerviosa.
- Vaya.,
Estábamos justo enfrente de mi casa, así que era obviao que él se dirigía a mi piso también.
- Quería – empecé -… quería ver si ya habías pensado suficiente.
Tom sonrió la sonrisa que me derretía cada vez que la veía.
- A eso venía yo.
- Qué bien – dije no muy segura -. Bueno, entonces… ¿quieres subir?
Tom asintió. Se notaba que los dos estábamos nerviosísimos. ¿De qué había pensado él durante estos días? ¿Había decidido olvidarme?
Subimos al piso y le pregunté si quería algo de bebida, y nos sentamos en el pequeño sofá.
- Bueno… ¿qué tal estás?
- Muy bien… ¿y tú?
- Bien.
Silencio. Tom miraba por todas partes, intentando no cruzar su mirada conmigo, y cuando lo hizo deseé que no lo hubiera hecho. Sus ojos tan expresivos color caramelo sacaron sus manos invisibles y me desnudaron por dentro, haciéndome totalmente vulnerable a sus palabras, a cualquier cosa que proviniera de él.
- Ehms… ¿sabes algo de Lucía?
- Sí, estaba, aquí justo antes de que llegaras.
- Ahms.
- Y tú, ¿qué has hecho estos días?
- Nada en especial. Pensar.
- ¿El qué? – pregunté, aunque me arrepentí inmediatamente. A lo mejor no quería saberlo.
- Pues… tú dijiste que también habías pensado. Dímelo tú primero.
Suspiré. No sabía por dónde empezar. Me levanté del sofá y empecé a dar vueltas. Al final paré y miré a Tom, quien me devolvió la mirada.
- Bien –empecé armándome de valor -. Aunque creo que necesitábamos estar un rato solos, te he echado mucho de menos. Y… Bueno, sólo decirte que lo de Bill había sido real, pero nunca fingí amarte. Que Lucía se enamorara de él fue lo mejor que me podría haber ocurrido en mi vida. Te quiero más que a nada, Tom. Entiendo que no quieras estar conmigo, y supongo que será difícil tener una relación estable, pero sólo quería que lo tuvieras presen –
Tom se levantó y me tapó los labios con un dedo.
- Era lo único que quería oír.
Acto seguido sacó algo que llevaba oculto detrás de su espalda. Era una rosa blanca. Una de mis flores favoritas.
- Quiero ser la única mano que necesites coger - susurró colocando la hermosa flor en mis manos -. Eso ha sido prácticamente lo que he estado pensando estos días.
Incrédula observé la rosa, sus manos sosteniendo las mías. Aún no me lo podía creer.
- Dame otra oportunidad.
Me levantó la barbilla y miró en mis ojos. No pude hacer otra cosa que acercarme a él. Tom me besó tan suavemente como nunca antes había hecho. Ea como los antiguos besos habíamos compartido, pero a la vez totalmente diferente. Aún no me parecía posible que los labios que formaban aquella sonrisa pícara que le caracterizaba fueran los mismos que me besaban tan delicadamente y tiernamente, como el roce de la rosa que sostenía en mis manos.
Me abracé a él, y Tom me rodeó la cintura y me atrajo a él. No sé qué habría hecho yo si su respuesta hubiera sido un “no.” Por eso no le solté, por si aquel momento terminaba, que él no se fuera mi lado. Le necesitaba ahí.
- Pensé en lo que dijiste – me dijo -, y tenías razón. Quiero confiar en ti. Voy a confiar en ti. Lo siento por no haberlo hecho antes.
- Tranquilo.
Nos abrazamos, y nos quedamos así un rato. Tom me besó el pelo y me miró a los ojos con una sonrisa.
- Te quiero, mi niña.
Le sonreí de vuelta.
- Yo también te quiero.
- ¿Te ha gustado la flor?
- Sí, es preciosa, muchísima gracias.
- Es que… bueno, hoy es un día muy especial.
Le miré interrogante. Me cogió la mano y me la besó.
- Hoy hacemos un mes juntos.
Me tapé la boca del asombro. ¡Era verdad! Se me había olvidado por completo…
- ¿Cómo quieres celebrarlo? – me preguntó.
- Yo… no sé. ¿Tú qué quieres?
- No tengo ni idea.
- Bueno, ¿vamos a mi casa un rato?
- Venga.
Bajamos, y vi que el coche negro de Tom nos esperaba abajo. Nos montamos en él, y nos dirigimos a su casa. Unas cuantas fans se lanzaron casi encima del coche en un semáforo, pero Tom diplomáticamente saludó, y no sé cómo lo hizo, pero las apartó en un santiamén.
Bill nos abrió la puerta antes de que Tom metiera las llaves en el agujero.
- Hola chicos – dijo él, intentando disimular su nerviosismo.
- Hola… - respondimos los dos a la vez.
Entramos y ellos empezaron a hablar en alemán, y yo me limité a dar vueltas por la casa. Como había predicho la primera vez que había entrado, todo estaba tirado por todas partes. Las paredes estaban decoradas con algunas fotos de todos los tamaños, fotos de ciudades, Tokio, nosotros… Ta le había cogido demasiado cariño a aquel lugar…
Sentí los brazos de Tom rodeándome por detrás , y me apoyé en su pecho.
- Mi hermano ha cometido otra estupidez.
- ¿Mmm?
- Ha contratado a un guardaespaldas para Lucía.
- Vale, se va a poner furiosa.
- Quiero decirle que la quiero – oímos su voz detrás nuestro.
Me di la vuelta.
- ¿En serio?
- Sí.
- Wow… ehms… Pues la traigo para que habléis.
- ¿Tú crees?
- Mejor hacerlo pronto.
- Bueno…
- Ten cuidado con lo que dices, Lucía es muy sensible.
Salimos de la casa Tom y yo cuando nos encontramos a una Lucía malhumorada saliendo de un coche.
Al verme me abrazó aliviada, y luego empezó a decirle a Tom cuánto yo le quería y todo.
- Tranqui, no lo arregles más – le dije.
- Vamos a mi casa – prosiguió Tom.
Lucía entró, pero Tom y yo nos quedamos fuera disimuladamente. Tenían que hablar, y tenían que hacerlo solos. Esperamos un rato duera. Vimos a un hombre sacándonos una foto disimuladamente, y unas fans se nos acercaron y le pidieron una foto a Tom. Al principio me miraron con odio, pero algunas cosas y al final se despidió de mí con una sonrisa. Odiaba ser tan “querida” en el mundo de las Tokio Hoteleras, porque yo era una de ellas y las comprendía. Cada vez que me cruzaba con alguna intentaba ser súper simpática, pero nunca se sabe.
El portazo nos hizo girar la cabeza para ver a Lucía furibunda yéndose.
- ¡Lucía, para! – grité.
Ella paró y se giró.
- ¿Qué ha pasado?
- Que es un imbécil con todas las letras.
Suspiré hondo, pero no me calmé. Estaba harta de todas estas peleas, y si escuchaba una más, iba a estallar.
- Entra ahora mismo en esa casa – le dije.
- ¿Cómo?
La empujé hacia la puerta, y la metí adentro. Bill estaba tirando cosas de un lado a otro. Al verme tan enfadada, paró en seco. Tiré a Lucía al sofá y le dice una seña a Bill para que se sentara al lado suyo. Él me miró incrédulo.
- ¡Siéntate ahí ahora mismo!
Él obedeció sin rechistar. Entonces ellos cruzaron una mirada de chispas, lágrimas, y mil cosas más.
- ¡Estoy harta de tantos portazos! ¡Estoy harta de todo este maldito cuento! ¡¿No os dais cuenta de que Tom y yo os tenemos que soportar DÍA A DÍA con esta mierda?!
Lucía y Bill bajaron la mirada como dos cachorritos después de hacer roto algo.
- ¿Qué te ha dicho Bill para que siempre salgas corriendo de esa manera? – pregunté a Lucía.
Ella tardó un rato en responder.
- Cree que siempre tiene la razón.
- ¡Eso no es verdad!
- ¿A no? ¡Siempre “te perdono,” “bruja,” “no te perdonaré,” BLA BLA BLA!
Empezaron a gritarse de nuevo… ¡Esto era increíble!
- ¡YAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!! – grité.
Ellos pararon con gran esfuerzo.
- ¡Parad de comportaros como críos pequeños! ¡Dios Mío!
Respiré hondo.
- Tom y yo nos vamos a ir a cenar – proseguí bajando la voz -. Y vosotros os vais a pedir perdón por todo lo que ha ocurrido…
Lucía abrió la boca para protestar.
- ¡Sí, Lucía, sí vas a pedirle perdón! Vais a arreglarlo como adultos maduros que sois, y MÁS VALE que mañana seáis amigos, o algo más, lo que queráis. ¿Comprendez-vous?
Silencio.
- Bien. Vámonos, Tom.
Me di la vuelta y salí de la casa, con Tom siguiéndome. Él cerró la puerta, totalmente incrédulo.
- Wow – dijo.
Sonreí inocentemente.
- Has estado genial – me cogió la mano -. Tranquila, que nunca te haré rabiar.
Me reí.
- Si tú me sacas de quicio siempre. Y por eso te quiero tanto.
- Mmm…
Tom se acercó y me besó.
- ¿Entonces vamos a cenar?
- Bueno, sólo lo dije como excusa, pero si quieres…
- A mí no me importa…
- Sabes, mi madre siempre dice que los mejores días son cuando no se organiza nada.
- Entonces…
- ¿Nos quedamos en casa?
- Si quieres…
- No sé.
- Venga, y luego nos damos un paseó por la ciudad, que de noche siempre está preciosa.
- OK.
Así que nos dirigimos a mi casa andando, pues no estaba demasiado lejos, y no teníamos prisa. Empecé a hervir agua mientras Tom se duchaba. No sabía cómo había pasado el día tan rápido…
Pasó un rato y en la radio pusieron una canción que me gustaba mucho. Sin darme cuenta, empecé a tararearla, y a mover los pies lentamente, al ritmo de la música.
Estaba tan sumida en la melodía que no me di cuenta de cuándo entró Tom. Sentí su mano coger la mía dulcemente, y cuando me giré Tom me puso mi otra mano en su hombro, sin quitar sus ojos de los míos.
“Hold me close,
don’t ever let me go…”
Me atrajo hacia él, tal como la canción pedía, y empezamos a bailar, aunque apenas nos movíamos del sitio.
Me incliné hacia su pecho y él apoyó su barbilla en mi pelo. ¿Sería un sueño? ¿Me había muerto en aquel accidente del autobús, y ahora estaba en el cielo? No quería comprobarlo. Si así era, no quería que acabara de momento. Dolería cuando despertara, pero merecía la pena. Lo daría todo para esta con él, quien se había adueñado de mi corazón sin darme cuenta.
Después de un rato, Tom me acarició la mejilla con una sonrisa. Se fue inclinando hacia mi boca poco a poco, y nuestros labios se encontraron de aquella manera que me daba la impresión de que habían sido formados para aquello, como las piezas de un puzzle nacen para ser unidas.
Nuestras respiraciones se juntaron, y nuestras bocas se besaron ávidamente. Cuando la canción terminó, dejamos de bailar sin darnos cuenta, y me apretó contra él, agarrándome la cintura. La dulzura se convirtió en pasión, en ansiedad por el otro. Empezó a hacer calor, pero no nos separamos. Tom me acorraló contra la encimera y tiré algo con la mano sin querer. Fui a ver qué había tirado, pero él me agarró la cara y siguió acariciándome con sus besos. Podía hacer un mes que Tom y yo estábamos juntos, pero yo ya me preguntaba cómo había sido mi vida sin él, y rezaba para que el tiempo se parara a su lado.

CONTINUARÁ…

1 comentario:

tokio hotel dijo...

la verdad esque no me gusta ninguno perdon plis